Si usted es lector de nuestro carismático medio de información, sabrá que desde siempre hemos afirmado que las encuestas están manipuladas, no lo decimos necesariamente porque llevan tres elecciones seguidas «equivocándose», sino porque bastan dos neuronas funcionales para saber que es lógico asegurar que las encuestas burguesas siempre buscarán beneficiar a los candidatos que defiendan sus intereses y perjudicar al resto. Luego de los resultados de las últimas elecciones, el fraude de las encuestas quedó más expuesto que nunca.
«Equivocarse» es tener un margen de error de 3/4 puntos. Incluso 5. Pero que TODAS las encuestas se hayan equivocado en 10 puntos con dos candidatos no es un error, es la comprobación empírica de que son un completo fraude. ¿Cuánta gente se dejó llevar por las encuestas y votó por Guillier pensando que hacerlo por Beatriz Sánchez era perder el voto? Mejor aún ¿Y si las encuestas también manipulan la aprobación de Bachelet para hacer parecer que la gente está disconforme con su Gobierno? Ni hablar de las cifras que entregan sobre inseguridad o de las «prioridades» que según ellos tiene la gente y que han moldeado la política pública los últimos años. Todas sus conclusiones están en entredicho.
Las encuestas CEP, Adirmark, y en especial la Cadem no se equivocaron, su objetivo siempre fue manipular la opinión pública para defender los intereses de la elite y potenciar a los candidatos de la derecha generando una falsa sensación de triunfo sobre ellos. Las encuestas no sólo se deben acabar, los medios masivos que les dieron tanta tribuna deben dar explicaciones por esta colusión de la mentira. El día de ayer el fraude de las encuestas quedó en evidencia de manera grosera, ahora nos corresponde a nosotros enterrarlas de manera definitiva.