Olvidemos por un momento nuestras tendencias políticas, seamos apuestos zurdos o asquerosos fachos culiaos, cualquier persona con dos neuronas funcionales para realizar sinapsis debería estar extremadamente preocupado por la designación de Roberto Ampuero como Ministro de Relaciones Exteriores. (Si, casi tanto como poner a una antimujeres como Ministra de la Mujer)
Partamos por un principio básico: Ampuero no tiene la más mínima idea sobre relaciones exteriores. Con suerte le alcanzó para ser un escritor mediocre, cuyos libros horriblemente escritos sólo se venden porque los compran los fachos. (Recordemos que Ampuero es un gusano ex comunista que se vendió por dinero y ahora es el más ultraderechista de todos)
Segundo principio básico de cualquier gobierno: No pueden poner a weones tontos de ministros. Y Ampuero, amigas y amigos, es el sumo emperador de la estupidez. Si nos ponemos a enumerar sus múltiples actos de imbecilidad no terminaríamos nunca, así que sólo recordaremos los dos más recientes: Cuando creyó como verdadero un tuit evidentemente falso de Nicolás Maduro apoyando a Alejandro Guillier y cuando se quejó de la «discriminación» que «sufrían» los cuicos en Chile.
Para terminar, resaltar que Ampuero es un fascista xenófbo anticomunista y antisocialista con delirios de la guerra fría que odia todo lo que no sea de ultraderecha. Y es que más allá que la mayoría en Chile Vamos son fascistas xenófobos anticomunistas y antisocialistas, un tipo así no puede estar en el MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES. Si a lo anterior sumamos que no tiene experiencia alguna en el tema, simplemente es una bomba de tiempo.
Por todo lo anterior, y en espera de que Sebastián Piñera recapacite y lo saque cagando por tonto y poco preparado, nosotros, la gente decente, debemos presionar llamándolo como corresponde: Roberto Estrella, Tolueno Ampuero y Tontísimo Ministro hasta que renuncie. Y es que en serio, morir en una guerra nuclear por culpa de que Ampuero se pelee con Corea del Norte, no tiene nada gracioso.