En la constante persecución que sufren los vendedores ambulantes, que contempla multas de 140 mil pesos tanto para los que compran como para los que venden, Miguel Hernández Ruiz, de 63 años de edad, en una medida desesperada se encadenó a un poste en la esquina de Portugal con Marcoleta e inició una huelga de hambre, luego que la municipalidad de Santiago le quitara por segunda vez el carrito de completo con el que se instalaba a la salida de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile. En conversación con El Desconcierto, declaró:
“El municipio me ha quitado en dos oportunidades carros que están equipados para hot dogs. Si bien es cierto que ellos no dan esos permisos, en la segunda oportunidad se comprometieron ante la televisión a solucionar los problemas y darnos el permiso a otra persona y a mí. Y eso no pasó, porque el municipio miente en forma descarada a las personas”
«Los municipios, y este en particular, tienen normas y estatutos que entorpecen el crecimiento del microcomerciante. Ellos protegen al que está establecido”. “Sin importarle que detrás de cada comerciante hay una familia, hay gastos, uno tiene que cumplir como todo ciudadano. Hay municipios más tolerantes pero el de Santiago no, no quieren ver al de abajo surgir”
“Lo que pido con esta huelga, como sé que esta alcalde es un dictador total y que nunca en su vida ha pasado una necesidad, lo que pido yo es que me indemnicen los dos carros que me han robado en dinero, más daños y perjuicios en cuanto a salud, creo que es lo más justo. Hay personas que les quitan sus puestos de trabajo y quedan completamente en la calle y en el caos mío se ve todo oscuro, porque a mí edad cómo empezar de nuevo”.
- Don Miguel a su edad debería estar descansado disfrutando de su jubilación. No trabajando en la calle para poder sobrevivir
- No deja de ser curioso la persecución que existe contra los vendedores ambulantes, al mismo tiempo en que muchos defienden el discurso de que «el pobre quiere todo gratis». Como dijo Eduardo Galeano: El poder jamás confiesa que está en guerra contra los pobres que genera