Tras la muerte de Estefanía Cabello Ponce por un embarazo de riesgo que le generó un cuadro de septicemia multisistémica, nuevamente tenemos un desastre por culpa de la llamada «objeción de conciencia», que no es otra que el tecnicismo para negarle a las mujeres pobres el derecho a decidir sobre su cuerpo. En esta oportunidad, Fernanda Sandoval, una joven de 25 años, denunció una terrible situación viva al interior del Hospital de Quilpué. La mujer acudió de urgencia al recinto hospitalario y, pese a que no existía ninguna opción de su hijo -de un embarazo de 14 semanas y 5 días- sobreviviera, se negaron a practicarle un aborto bajo la causal de inviabilidad fetal. Una nota de El Desconcierto precisa:
El pasado 6 de abril, durante la madrugada, Fernanda acudió a urgencias debido a su embarazo de alto riesgo, ya que tenía el dispositivo intrauterino “T” de cobre. “Me tomaron exámenes y una radiografía y confirmaron que el huevo se estaba desprendiendo y tenía una infección”, detalló la joven a través de un video publicado en su Facebook. Durante el viernes, a las 5 de la tarde, Sandoval sufrió la rotura de la bolsa y a las 9 de la noche solicitó hablar con el médico de turno para solicitar un aborto por la segunda causal contemplada en la ley. Esto, porque después de la ecografía, los especialistas “me dijeron que no había ninguna posibilidad de que mi güagüita sobreviviera ya que no tenía líquido amniótico”.
Sin embargo, el doctor se declaró objetor de conciencia -sin mostrarle su certificado al respecto- y le notifica a la joven que no va a acceder a la ley de aborto porque “existen 18% de probabilidades de que la güagüa nazca”, señaló Fernanda. Al otro día, una matrona llega a comentarle que había leído de su solicitud y que estaba mal el procedimiento de haber rechazado la petición, por parte el personal médico, ya que la causal sí correspondía. La médica a cargo le señaló que los latidos de su bebé eran muy bajos y que él se estaba envenenando con su infección.
Acto seguido, tras pedirle que firmara los documentos, le suministraron la primera dosis de mifepristona para iniciar el aborto. La siguiente dosis de misotrol debía serle otorgada al día siguiente. Sin embargo, tras comenzar las contracciones, la especialista a cargo “me dice que no me va a administrar la pastilla ya que ella era objetora de conciencia, nuevamente sin presentarme el certificado, y que ella aseguraba que existían hasta 48 horas de plazo para administrarme misotrol”, contó Sandoval. Cerca de las cuatro de la tarde del domingo, mientras la acompaña su pareja, se intensificaron las contracciones y el dolor fue aumentando. Aunque pidió ayuda, calmantes o alguien que le prestara atención médica, nadie llegó a tiempo.
“Tuve a mi guaguita en la pieza del hospital. Nació, quedó dentro de mi ropa interior”, comentó. Minutos más tarde, apareció el personal médico para llevarse a su hijo: “Lo metieron en una fuente, yo escuché que fue una chata, según ellos un pocillo, la envolvieron en una sabanilla y se la llevaron. A mí me llevaron a pabellón para un legrado y ahí se empiezan a cuestionar si me van a atender o no, ya que ellos no estaban de acuerdo en hacer un legrado porque yo había solicitado la ley por la segunda causal“, denunció.
En el postoperatorio siguió escuchando la misma discusión. El lunes, Fernanda Sandoval tuvo el alta y fue a retirar a su hijo León para una enterrarlo en el Parque del Sendero de Villa Alemana. Tras dejar un reclamo en el hospital, el 20 de abril recibió una respuesta del director del recinto en donde éste se disculpaba y admitía que “ellos no habían cumplido con el protocolo, que era designarme a otro médico o trasladarme a otra red asistencial”. Dolida por su terrible experiencia y la dudosa aplicación del protocolo de aborto en tres causales, la joven anunció que “voy a llegar hasta la última instancia. Como pacientes y personas, yo y mi hijo fuimos vulnerados y no quiero que esto le vuelva a pasar a nadie”.
- ¿Para qué tenemos al Congreso haciendo leyes si después cada uno va a hacer lo que quiere? El aborto no es ni un tema religioso ni valórico, es un tema de salud pública y de derechos humanos de las mujeres. Los «Pro Vida» lo único que están haciendo es seguir matando a mujeres pobres
- No nos engañemos, los doctores objetores no son «defensores de la vida», ya que si la mujer es cuica y les ponen un par de millones en la mesa se meten su «objeción de conciencia» por la raja y hacen abortos felices