Por favor, lean parte de la miserable columna de macho desesperado por perder sus privilegios que escribió Cristián Warnken para El Mercurio criticando al Movimiento Feminista:
Como toda «revolución», entraña peligros que es importante ver desde un comienzo. Uno de esos peligros: la protocolización excesiva de todo. No es sensato pasar de la ausencia de normas y reglamentos que protejan a los abusados, a una maraña que pretenda regular cada acción, movimiento o expresión donde pudiera sospecharse una pulsión «sexista» o machista. En algunas universidades norteamericanas se ha llegado al delirio de calcular cuántos segundos se puede sostener una mirada sobre el «otro» u «otra» para que no sea interpretado como acoso.
La demonización del piropo es otro absurdo. No todo puede ni debe ser protocolizado: la vida es mucho más compleja, cambiante, libre, que lo que un conjunto de reglamentos puede dictar. En las universidades eso es particularmente sensible: el exceso de formalización, de metodologías, de objetivos, ha asfixiado la necesaria libertad de cátedra, que debe siempre nutrirse del entusiasmo, la creatividad y lo inesperado. La tecnificación pedagogista desanima cada vez más a buenos profesores a seguir enseñando. Agregarle ahora más protocolos a la vida universitaria puede terminar por convertirla en un espacio «higienizado» pero muerto.
Leo que en algunas facultades se están haciendo «talleres de deconstrucción machista». Se ayuda a los alumnos hombres a reflexionar sobre su posible calidad de «cómplices» o «gestores» de violencia sexista (…) Pero el lenguaje usado para convocar a estos «talleres» me recuerda mucho el concepto de reeducación aplicado en dictaduras totalitarias (en la China de la revolución cultural de Mao, o en Cuba) que buscaban «extirpar» cualquier atisbo contrarrevolucionario en las personas. Una cosa es combatir el machismo cavernario, otra es debilitar lo masculino, al punto de invitar casi a una autocastración, debilitamiento o humillación del sujeto masculino.
- Punto 1: Los medios deben dejar de darle espacio a los hombres para hablar de Feminismo ya que simplemente no tienen la más mínima idea. Habiendo tanta mujer experta en temas de género hay que darle el espacio a ellas. Por supuesto, esto no pasará tan rápido considerando que los medios masivos son parte del problema, y como el Feminismo atenta directamente contra sus intereses económicos y sociales, harán todo lo posible por desvirtuarlo
- Punto 2: Esto es bastante simple, los hombres están en situación de privilegio sobre las mujeres sólo por ser hombres y muchos están desesperados al ver que con igualdad de derechos perderán esa ventaja. De hecho, eso explica tanto «machito de izquierda» criticando al Feminismo señalando que no es tan importante como la lucha de clases, (dos cosas que van de la mano ya que están directamente relacionadas), no tienen el privilegio de clase pero tienen el privilegio de ser hombres y no quieren perder esa superioridad. Es decir, tampoco les interesa mucho acabar con la Desigualdad Social