A los 93 años de edad falleció el abogado y político Andrés Aylwin, histórico defensor de los Derechos Humanos durante la Dictadura Cívico Militar, y uno de los 13 militantes de la Democracia Cristiana que rechazó el Golpe de Estado, partido que recordemos, apoyó el derrocamiento de Salvador Allende e incluso recibió dinero de Estados Unidos. Una nota de Radio U de Chile detalla:
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Nacido en Viña del Mar, hijo de Miguel Aylwin Gajardo y Laura Azócar Álvarez, perteneció a una familia de importantes nombres vinculados a la política nacional, hermano de Patricio, ex presidente de Chile luego del término formal de la dictadura militar. Casado con Mónica Chiorrini, Andrés fue padre de cuatro hijos. Además, autor de libros como Ocho días de un relegado o Simplemente lo que vi: 1973-1990, escritos donde retrata en primera persona el horror del régimen militar chileno.
Profesional egresado de la Universidad de Chile, siempre estuvo comprometido con el mundo laboral. Su primer contrato fue en el Consultorio Jurídico del Colegio de Abogados de San Bernardo, para luego asumir como abogado del Consejo de Defensa del Estado. Su trayectoria política se inició en 1949, mientras cursaba derecho en la universidad. Ese año se incorpora a la Falange Nacional, para luego -en 1957- sumarse al Partido Demócrata Cristiano.
Fue uno de los trece firmantes en contra del golpe militar, misiva en la que se condena “categóricamente el derrocamiento del Presidente Constitucional de Chile, señor Salvador Allende, de cuyo Gobierno, por decisión de la voluntad popular y de nuestro partido, fuimos invariables opositores. Nos inclinamos respetuosos ante el sacrificio que él hizo de su vida en defensa de la Autoridad Constitucional”. En su vida llamó a no olvidar “los horrores que tienen en la actualidad a relativisarse e incluso a justificarse”. Las palabras son muestra de su intransigencia política, esa que lo mantuvo de pie mientras luchaba contra la dictadura; esa que lo llevó a enfrentarse a jueces de la Suprema que le pedían ´no molestar´ al los ´Salvadores de la Patria´.
En 1978 fue detenido con un grupo de doce militantes demócrata cristianos. Lo llevaron a Guallaitire, una aldea aymará a 4.500 kms de altura. Cuando recobró su libertad, arremetió con fuerza en la defensa de las víctimas del régimen que por 17 años cubrió de oscuridad al país. Durante esa época, se abocó incesantemente a la defensa de los Derechos Humanos a través de la defensa judicial y en su calidad de abogado en el Comité para la Paz y la Vicaría de la Solidaridad. Fue exiliado y, en su vuelta, se convirtió en el presidente de la Agrupación de Abogados Pro Derechos Humanos y director de la Comisión Contra la Tortura, siendo abogado en innumerables causas de detenidos desaparecidos. En 1992, fue presentado como candidato al Premio Nobel de la Paz.
En conversación con Radio Universidad de Chile, Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos señaló que “en una época que todos relativizaban la vida, él nunca la relativizó”, además recordó su “valentía”, que le permitió nunca “relativizar sus principios”. “Él siempre fue de una conducta. Parte un grande de Chile, ojalá que muchas de las nuevas generaciones lo hubieran conocido actuando. Él siempre estuvo con su palabra, con su firma, con su participación. Cuando durante estos años se quiso relativizar el genocidio, él nunca lo hizo. Era un hombre de principios, que incluso lo distanció de su familia por mantenerlos”. Pizarro recordó la soledad con la que durante muchos años trabajó para defender a los oprimidos. “Andrés Aylwin se enfrentó a su propio círculo para mantener sus principios. Eso hay que recordarlo en un día donde desde todos los sectores le reconocerán su labor. Muchas veces se enfrentó solo a todo”.
En la época más oscura de Chile, Andrés Aylwin se puso del lado del pueblo y decidió defenderlo arriesgando su propia vida. Tanto los políticos de la DC como los de Chile Vamos deberían tener un poco más de pudor al honrar se memoria, tengan por seguro que en estos tiempos lo tratarían de «defensor de terroristas»