El Comité Operativo de Emergencia (COE) de la Región de Valparaíso declaró alerta amarilla para las comunas de Quintero y Puchuncaví ante la emergencia química-sanitaria que se vive en la zona y que dejó al menos 300 personas intoxicadas. Según informa La Tercera, se trata de las sustancias como Metil de Cloroformo, Nitrobenceno e Isobutano, que producen dolor de cabeza, mareos, vómito, daño hepático, efectos en las hormonas y muerte celular. Matías Asun, director nacional de Greenpeace, señaló:
«Se trata de una zona de sacrificio medio ambiental que obliga a tomar medidas serias y definitivas. Lo claro es que, con esta realidad, ya no pueden convivir las industrias y la población afectada. ¿O acaso el Estado cree que hay chilenos que pueden seguir viviendo de esa manera? Como sea, cualquier solución debe ser acordada en conjunto con la comunidad y lo claro es que son las industrias las que deben hacerse cargo de los graves impactos que ya por demasiados años han tenido en la comunidad”
“No basta con seguir midiendo el aire ni llevando a los afectados a los consultorios cada vez que se registra una emergencia. Hacemos un llamado al gobierno para que comience a trabajar en un plan que entregue una solución integral y definitiva. Mientras tanto, y en este contexto de emergencia, lamentamos y denunciamos el rol pasivo y casi contemplativo que ha tenido la Superintendencia de Medio Ambiente en esta grave crisis”
¿Por qué destacamos en el titular que las personas intoxicadas son pobres? Porque esto jamás le pasará a personas ricas. Las llamadas «zonas de sacrificio» que supuestamente traen «progreso» al país siempre las instalan donde vive gente pobre. Caimanes, Antofagasta, Mejillones, Lota, Freirina, la historia se repite y el Estado sigue defendiendo a los poderosos… Mientras tanto, los pobres son los que mueren envenenados para que un puñado de burgueses se llenen los bolsillos. Y después dicen que la Desigualdad Social no es el principal problema que tenemos como país