Por si quedaba alguna duda que la liberación de 7 criminales de lesa humanidad de Punta Peuco no tiene justificación alguna, y que constituye una grave vulneración a la Democracia y a los Derechos Humanos, además de conocerse que jamás colaboraron con la justicia y tampoco entregaron antecedentes a las investigaciones, los informes de conductas y evaluación psicológica que elabora Gendarmería son contundentes al señalar que los 7 genocidas liberados carecen de empatía, tienen nula conciencia del mal causado y no muestran arrepentimiento. Una nota de La Tercera detalla:
Gamaliel Soto Segura (72)
Sobre el secuestro calificado que lo mantenía preso, el informe asegura que “refiere respecto del delito por el que fue condenado una ausencia de conciencia del mismo, reconociendo solo que pertenecía a la comisaría en la cual fue detenida la víctima, y respecto de la sentencia por la cual cumple condena, niega su participación directa”. “Bajos niveles de empatía y una mermada capacidad para enjuiciar críticamente su comportamiento (…), refiriendo insistentemente que se encuentra privado de libertad por una venganza política y que es inocente, porque no ha cometido delito alguno”, complementa el documento.
Felipe González Astorga (79)
Según el análisis al que fue sometido, y que ahondó sobre el secuestro calificado que le valió una condena de seis años de cárcel, “niega toda responsabilidad en los hechos por los que cumple condena, refiriendo que solo se limitó a cumplir órdenes”. Agrega que el preso “tiende a disminuir responsabilidades mediante la argumentación cronológica de sus funciones, su cargo, así como la madurez de sí mismo (…), acotando que en esos años para él se trató de una orden más que debía cumplir, como cualquier otra”. Sobre la conciencia del delito, el texto dice que está “ausente”.
Hernán Portillo Aranda (66)
Informe psicológico: “mediana conciencia del delito, reconociendo parcialmente su participación en los hechos por los que cumple condena, pero tendiendo a justificarse en el contexto de órdenes recibidas de la superioridad y de una eventual enfermedad cardíaca que habría desembocado en el fallecimiento de la víctima”. En la misma considera su participación “como el cumplimiento de su deber militar”, y “minimiza su responsabilidad, sin lograr evidenciar el carácter ilícito de sus acciones”.
Manuel Pérez Santillán (67)
El coronel (R) del Ejército, condenado en la causa de secuestro del exquímico de la Dina Eugenio Berríos, ingresó a al penal 14 de agosto de 2015. De acuerdo a su análisis psicológico, Pérez, quien era cercano de la víctima, “reconoce solo parcial y circunstancialmente su participación en los hechos por los cuales cumple condena, aseverando que esta se limita a haber acudido por dos días a Uruguay a conversar con la víctima para convencerlo de que mejorara su comportamiento, negando su responsabilidad y conocimiento de los hechos por los que cumple condena”. “Se siente culpable solo de haberlo guiado a la Dine en búsqueda de auxilio, porque la víctima le habría señalado que estaba siendo hostigada por narcotraficantes con los cuales había estafado con dinero”. El informe agrega que “si bien manifiesta encontrarse arrepentido de haber acudido a Uruguay, no considera haber realizado actos ilegales, por lo que no se aprecia arrepentimiento respecto del ilícito”, concluye.
José Quintanilla Fernández (66)
El informe resalta que Quintanilla “minimiza su participación en el delito por el que cumple condena, negando toda responsabilidad al respecto y realizando un análisis meramente descriptivo de situaciones, sin profundizar y solo en la perspectiva de liberarse de toda culpa”. El análisis agrega que la conciencia del delito está “ausente. No logra visualizar el carácter ilícito de su comportamiento, realizando una muy superficial elaboración al respecto, negando haber cometido delito alguno. Se tiende a victimizar y justificar su rol, donde comenta que ofrece ayuda a los detenidos”.
Moisés Retamal Bustos (68)
El informe psicológico aduce que “no muestra arrepentimiento respecto de acciones suyas ligadas con los hechos delictivos”. El documento asevera que hay una “ausente conciencia del delito, negando lo establecido en la condena final, afirmando ser inocente y que tal condición habría quedado demostrada en el proceso”. Y respecto a su conciencia del “mal causado, esta se aprecia medianamente desarrollada, pues aunque niega su participación en los hechos delictivos, entrega un discurso de empatía general hacia las víctimas de derechos humanos”.
Emilio Robert de la Mahotiere (81)
El análisis psicológico sostiene que Mahotiere registra “una evolución en conciencia del delito, puesto que, y si bien niega su responsabilidad en los ilícitos, matiza un relato donde su argumentación recorre entre la descripción de rol, con las acciones buenas y malas, así como una visión tendiente a la objetividad del contexto histórico que revisten el cumplimiento de sus funciones como piloto de helicóptero”. Complementaque posee una conciencia del mal causado “insuficiente (…). No logra profundizar en aquellas temáticas. Asimismo, niega haber efectuado mal alguno a terceros y centra su discusión únicamente en el daño percibido por sí mismo y su familia, producto de la reclusión”.
- ¿Recuerdan al militar que Piñera indultó por razones de salud? Bueno, el tipo no alcanzó a salir porque murió, pero antes de hacerlo dejó un mensaje diciendo que «los salvajes de la UP nunca nos van a ganar»… Estos viejos de mierda no están arrepentidos de lo que hicieron y hasta ahora justifican sus crímenes
- ¿Sabe por qué esto es grave? Porque la liberación de criminales de lesa humanidad pone a la misma altura un crimen común con las violaciones a los Derechos Humanos. Situación inédita en el mundo y que de seguro se transforma en un escándalo mundial, porque no tengan dudas de que esto irá a parar a cortes internacionales