Un artículo de El Mostrador recoge el testimonio de Nicole Leiva, quien a la edad de 16 años quedó embarazada mientras estaba en el colegio, y mientras ella decidió tener su hijo su familia UDI y «Pro Vida» estaba decidida a practicarle un aborto. En el texto, critica a “todos aquellos que están en contra del aborto para todas y son pro aborto clandestino”.
Qué vergüenza. He leído tanta estupidez, he escuchado tanta estupidez en mi trabajo sobre este tema, he tenido que soportar tantas faltas a la verdad y tanta desinformación al respecto que me siento emplazada a contar mi experiencia. Yo fui mamá en el colegio, tenía 16 años y claramente, no se trató de algo planificado. Mi familia, en un gesto de amor (espero que esa haya sido la motivación y no la «vergüenza» de que la niña se haya embarazado), fue a buscarme un día al colegio, sin previo aviso, para llevarme a la consulta de un doctor «amigo» , «cercano a la familia» , que me podía «ayudar».
Nadie lo dijo explícitamente en el camino, pero sí me dijeron que se trataba de algo ambulatorio, súper rápido, seguro, indoloro y que no tendría consecuencias en mi cuerpo. Además, me aseguraron discreción. El aborto no se concretó porque obvio, no contaron con el pequeño detalle de que yo no quería abortar y así se lo tuve que expresar al doctor para que no procediera.
Cada loco con su tema, yo no estaba preparada ni para ser mamá, ni para abortar; y en un esfuerzo por tratar de saber cuáles eran mis fortalezas y límites (algo súper improvisado y forzado a los 16 años), tomé la decisión de tener a mi hijo, porque me sentí con más herramientas para enfrentar esa situación que un aborto, porque abortar es algo sumamente difícil metánselo en la cabeza por favor, nadie se hace abortos mientras carretea. Me pone contenta saber que no me equivoqué.
Es eso y nada más lo que se está formulando en este proyecto de ley. Esa posibilidad que yo tuve, por iniciativa privada, hacerla extensiva a todas, bajo las mismas condiciones que se me ofrecieron: algo súper rápido, ambulatorio, indoloro, sin consecuencias para mi cuerpo y con discreción y respeto, sin opinólogos robando aire. Esa posibilidad existía en las consultas privadas hace 17 años atrás, así que por favor, vayan a vender el procedimiento «peligroso, doloroso, con terribles consecuencias para el resto de tu vida» a otro lado. Vayan y peguen esas fotos de fetos destrozados y chupándose el dedo en sus diarios de vida con vuelitos, porque 17 años atrás la oferta era «una pastillita no más que te ponen en el útero y botas todo solita».
Mi familia es UDI. Son de esos que mandan a cerrar las piernas a las mujeres que piden aborto libre y rasgan vestiduras en contra del aborto, invocando la iglesia para arriba y para abajo. Multipliquen eso por 100000 y se arman el cuadro de todos aquellos que están en contra del aborto para todas y son pro aborto clandestino. Por qué, por favor, paremos el escándalo, todos sabemos, en silencio, en la sobremesa, que antiaborto no son.
En general me carga anda ventilando cosas tan personales en Facebook, pero de alguna manera, siento que se lo debo a tantas amigas y compañeras que con mucha valentía han contado sus experiencias, quedando súper expuestas y vulnerables frente al montón de patanes que cobardemente las mandan a «cerrar las patas» por redes sociales. Creo que hacer estos descargos es necesario para que de a poquito vayamos sacudiéndonos tanta hipocresía
- ¿En serio piensan que las cuicas sólo quedan embarazadas cuando se casan? Es más que conocido que abortan en Clínicas Privadas o en el extranjero bajo «apendicitis express»
- El aborto jamás ha sido un tema valórico, es un tema de salud pública. Ya que nos guste o no los abortos son una realidad, y como sociedad debemos definir si las mujeres lo hacen en condiciones dignas que no afecten su salud o que se hagan abortos de manera clandestina muriendo en el proceso. Ahí es cuando nos damos cuenta que los autodenominados “Pro Vida” no defienden vida alguna, sólo son una tropa de sádicos sin argumentos que odian a las mujeres