En un país decente Sebastián Piñera estaría en la cárcel hace rato. Sea por robar el Banco de Talca, por hacer negocios mientras era presidente y ganar dinero mientras Chile perdía en La Haya, o por los más de 20 hechos de corrupción en los cuales ha sido protagonista. Ni hablar de la reciente denuncia del Caso LAN, relacionado con la compra de acciones utilizando información privilegiada. La periodista Mónica Rincón, en una editorial para su programa Marca Registrada de CNN Chile, profundizó sobre las consecuencias que tendría para Piñera si lo investigan en Estados Unidos.
Lo más insólito es que las grabaciones fueron guardadas como prueba en caso de que la justicia, pero no de Chile, sino de Estados Unidos, lo requiriera. Porque allá estos temas se enfrentan de verdad y estos casos pueden perseguirse hasta 20 años después de ocurridos. Allá, el uso de información privilegiada ha llevado a la cárcel a famosos como Martha Stewart, que se convirtió en la interna número 55170-054 de una cárcel Florida. O al empresario y filántropo Raj Rajaratnam, que recién saldrá de la cárcel en 2021.
No hay condenas así en Chile, aquí las penas son ridículas: empiezan en 61 días, como robarse un chocolate. Ni siquiera hay un catastro de casos porque la superintendencia se resiste a entregar información completa sobre los sancionados. Usar información privilegiada es jugar sucio. Es no ganar dinero con trabajo y talento sino haciendo trampa. Quienes así actúan son lanzas de cuello y corbata. Entender la relevancia de estos delitos que vulneran la libre competencia y afectan a otros empresarios y directamente a los ciudadanos es el primer paso para combatirlos, con autoridades empoderadas, leyes drásticas y castigos que duelan.