Todos los políticos que tienen un discurso fascista son empleados de los grandes empresarios, ni hablar del «chiste» que significa tener un discurso crítico contra la corrupción cuando ellos siempre han sido los más corruptos de todos. Como ejemplo de esto, a los casos de la Diputada RN Camila Flores y la Senadora UDI Jacqueline Van Rysselberghe, dos delincuentes rematadas, debemos sumar a José Antonio Kast, quien además de recibir 84 millones en sobornos de los grandes empresarios, fue personalmente a Penta para pedir coimas a través de boletas falsas. Una nota de El Mostrador detalla:
A la lista de nombres de candidatos de la UDI entregados por el ex gerente general de Empresas Penta y ex director del Banco Penta, Hugo Bravo López, a la Fiscalía de Delitos de Alta Complejidad, en el marco del llamado caso «Pentagate», se suma uno más. Se trata de José Antonio Kast, quien al igual que Laurence Golborne, Ena Von Baer, Pablo Zalaquett, Iván Moreira y Alberto Cardemil, solicitó apoyo económico al grupo. Según consigna Ciper Chile y de acuerdo a la versión entregada por Bravo a la Fiscalía, «Kast llegó personalmente hasta su oficina el día que concurrió a pedir el apoyo económico del grupo y fue Carlos Alberto Délano quien lo condujo para informar a Bravo que lo apoyarían con $10 millones a cambio de boletas de honorarios».
El fascismo no es otra cosa que la reacción de la burguesía al ver que el poder se les escapa de las manos. Es tiempo de entender que todos los políticos que promueven un discurso fascista son y siempre serán empleados de los empresarios. O lo que es lo mismo, siempre defenderán los intereses de la Clase Dominante, no los de la Clase Trabajadora.