Explicar el auge del fascismo no es algo sencillo ya que responde a múltiples factores: Una «izquierda» abandonó a la Clase Trabajadora y se dedicó a gobernar defendiendo los intereses de los grandes empresarios, el fracaso ideológico de la Derecha «tradicional» que se acercó al fascismo para ganar elecciones, un sistema educacional que produce mano de obra y no enseña a pensar, el individualismo que promueve el sistema neoliberal, la deshumanización que fomenta el capitalismo, el constante desprecio a los Derechos Humanos, la estupidización que promueven los medios masivos, y el apogeo de las noticias falsas en las redes sociales.
Salvo el fracaso ideológico de la derecha y la deshumanización, que por razones convenientes no ha sido tocado en lo absoluto en los medios chilenos, todos los otros factores han sido ampliamente analizados por la prensa. Sin embargo, nadie ha escrito sobre el fenómeno de los «Niños Rata». Jóvenes fascistas con evidentes problemas cognitivos, carentes de habilidades blandas, que creen en TODAS las teorías de la conspiración que existen, que odian a las mujeres y a pesar de autodenominarse «Libertarios» están completamente en contra de la libertad y promueven el autoritarismo. En busca de respuestas, le pedimos ayuda a un sociólogo amigo que nos respondió lo siguiente:
El incremento mediático de estos grupos obedece a que el sistema capitalista facilita el fracaso personal y profesional de una parte importante de la población. Dentro de esa parte hay grupos que son especialmente vulnerables a la propaganda que culpabiliza a las mujeres y a otros grupos de sus problemas, ya que jamás consolidaron un adecuado desarrollo de las capacidades racionales.
En términos de Jean Piaget, podemos decir que no han salido de la etapa de operaciones concretas (7-12 años), ya que no pueden realizar deducciones abstractas y sólo se remiten a premisas concretas. Esta detención del desarrollo cognitivo tiene que ver con factores de desregulación emocional, como lo que promueven las prácticas de los grupos evangélicos y con la ambivalencia entre miedo/agresión determinada por características narcisistas y paranoides producto del fracaso antes mencionado.
En este contexto, podemos explicar el fascismo como un producto de la descomposición social que emerge de la inestabilidad social y económica del sistema capitalista, inestabilidad que es dirigida a manera de resentimiento contra las mujeres, la comunidad LGBT y los inmigrantes, mediante la inoculación de campañas de insegurización y teorías conspirativas.
Dentro de ese marco de referencia, la propuesta de Mario Bunge, a nivel político con su concepción de democracia y a nivel filosófico con su materialismo sistémico y emergentista, parece ser la opción más razonable y eso se debe traducir en un acercamiento a los sectores populares. Cabe recordar que Mario Bunge, con tan solo 19 años, fundo una universidad Obrera a la que asistieron 1000 alumnos. Ese seria un primer paso hacer que el pueblo se eduque fuera de las lógicas de la clase dominante como dique de contención primario al fascismo.
Si nos preguntan a nosotros, los niños rata incels otakus gamers seguidores de José Antonio Kast, no son otra cosa que los hijos pródigos del fracaso del sistema económico y social capitalista. Su odio a las mujeres, la comunidad LGBT y los inmigrantes es sólo para culpar a otros de su fracaso personal. Como dijo Paulo Freire: «Cuando la educación no es liberadora, el sueño del oprimido es convertirse en opresor»