Desde hace tiempo que venimos advirtiendo sobre el fenómeno de los «niños rata fascistas», la generación fracasada que nació del capitalismo tardío vulnerable a la propaganda que culpabiliza a las mujeres y a otros grupos de sus problemas ya que jamás consolidaron un adecuado desarrollo de las capacidades racionales. Pues bien, como nueva prueba de esto, alumnos de 3ro medio de un colegio de Independencia se negaron a leer a Pedro Lemebel, uno de los mejores escritores chilenos de la historia, simplemente por ser homosexual. Una nota de El Dínamo detalla:
Como parte de los contenidos del curriculum de Lenguaje y Comunicación de enseñanza media, en el Liceo de hombres San Francisco de Quito (SFQ) de Independencia, se decidió dar a leer a los estudiantes de tercero medio el libro “La esquina es mi corazón” de Pedro Lemebel. Sin embargo, lo que podría haber sido una lectura cotidiana, terminó desatando un conflicto que polarizó a profesores, estudiantes y apoderados, y cuyas esquirlas llegaron hasta el municipio liderado por Gonzalo Durán, luego que un amplio grupo se manifestara en contra de abordar dicho texto
En concreto, el argumento de los alumnos que rechazaron la lectura -según comentan educadores que conocieron el caso- fue que el autor era “asqueroso”, en referencia a su orientación sexual. Esa postura incluso fue respaldada por reclamos de apoderados que acusaron que se estaba produciendo una “homosexualización” de sus hijos a raíz de la lectura de Lemebel, haciendo llegar sus quejas al director. Ante esta negativa de los alumnos, el director consideró pertinente realizar al interior de la sala una votación a mano alzada para definir quiénes querían leer el libro y quiénes no. Ganó la opción por no leer al autor, aunque sí se dio libertad de acción a los que quisieran hacerlo, pese a que la lectura de “La esquina es mi corazón” fue visada por la Unidad Técnica Pedagógica (UTP), e incluso existen ejemplares en la biblioteca del liceo que fueron comprados con platas de la Subvención Escolar Preferencial (SEP).
“La mayoría de los estudiantes de ese curso no quisieron hacer la lectura debido a que temas de sexualidad y diversidad nunca se han tocado. Entonces cuando ya están grandes, en tercero medio, y les toca leer un libro como el de Lemebel que aborda estas temáticas de manera más abierta. Obviamente se vieron incómodos, no les gustó lo que estaban leyendo y eso es consecuencia de un proceso que no se ha llevado a cabo en muchos años, sumado a que son los mismos papás los que no quieren que se trabajen estos temas”, dice un profesor de enseñanza media que conoció el caso.
El alcalde de Independencia, Gonzalo Durán, asegura que conoció el conflicto en el San Francisco de Quito a través de la jefa del Departamento Administrativo de Educación Municipal (Daem), Claudia Carrillo. “Pedir que no se lea a Lemebel es de una ignorancia brutal”, comenta Durán. Y agrega: “Para mí esta polémica fue mal conducida, mal administrada, mal manejada, por eso yo sostengo que aquí no hay un caso de discriminación institucional, sino que hay un conflicto entre personas que tienen una valoración distinta respecto a la diversidad sexual. Hubo un manejo inapropiado por parte de todos”.
Cultura de homofobia, xenofobia y odio a las mujeres
Más allá de este caso puntual, diferentes profesores del establecimiento han recurrido a la Municipalidad de Independencia durante este año acusando diferentes falencias en el proyecto educativo. En especial, a raíz de situaciones de discriminación, machismo y xenofobia. El director White y el orientador Andrés Tapia aseguran que “somos un reflejo de la sociedad, no podemos decir que lo que está pasando en la sociedad aquí no pasa, pero lo estamos atacando”.
Durante este año, docentes del establecimiento enviaron cartas a la Municipalidad de Independencia advirtiendo sobre situaciones que generaban tensión en la comunidad escolar, y a las cuales El Dínamo tuvo acceso. En una de ellas, una profesora acusa que algunos estudiantes lanzaban las siguientes frases: “Los homosexuales me dan asco”, “los negros son todos ladrones”, “Los homosexuales parecen cualquier wea”, “no tengo problemas con los homosexuales siempre y cuando no se muestren como son”, “los colombianos son traficantes”. Reconociendo “vergüenza”, docentes ratifican la existencia de estas expresiones y añaden que también es común escuchar dichos como que los homosexuales “son cualquier wea menos un ser humano” o que “los inmigrantes son una escoria que viene a invadir Chile”.
Consultada al respecto, una ex docente del establecimiento señaló: “Teníamos niños de raza negra que lo pasaban muy mal por estos comentarios, por burlas, por chistes, y nadie hacía nada”. En tanto, una psicóloga que se desempeñó en el establecimiento dice: “Es un hecho y hay historias verídicas de lo que puede llegar a pasar en un niño que es hostigado constantemente en su entorno, puede llegar hasta a un suicidio u otro tipo de autoagresión, a eso súmale lo mal que lo pasan con su autoestima, a nivel psicológico, y estas cosas no deberían pasar porque al final ellos van al colegio a estar en un entorno y en una comunidad segura, donde deberías estar bien y estar conforme. Los niños pasan más horas en el colegio que en su hogar”.
Por su lado, un profesor que actualmente trabaja en el San Francisco de Quito añade que “estos chicos que tienen este pensamiento y que se les avala, los va a perjudicar el día de mañana al desenvolverse en el mundo real, relacionándose en el trabajo, con un jefe, con otros compañeros adultos. Eso también los perjudica. A eso sumémosle que estamos luchando diariamente por la igualdad de género, por el respeto, por la diversidad, y este tipo de educación no favorece en nada eso. Estamos educando niños para mantener los mismos pensamientos que vienen de antaño. Necesitamos niños más íntegros, que se desarrollen en todos sus aspectos. En ese colegio se cuadra todo a nivel cognitivo, pero las habilidades blandas no las desarrollan para nada, y eso es perjudicial para los niños, aunque sean inmaduros, porque el día de mañana les va a pasar la cuenta”.
Isabel Hueraman, profesora de biología y química de enseñanza media, trabajó en el San Francisco de Quito durante dos años y accedió a comentar la situación que se vive en dicho establecimiento. “Acá el ambiente es muy militarizado, les gusta mucho el uniforme, no les gusta el pelo largo, revisan a los niños. Yo escuché muchas veces decir que no les gustaría que el colegio fuera mixto porque las mujeres desordenarían el ambiente. Una vez una profesora de tercero medio gritoneó a su curso porque no tenían su vestón. Le dan importancia a la insignia. Es como una chapa para mantener la imagen. Les gusta dar la imagen de que hay muchas postulaciones o que el colegio es el mejor de Independencia, pero no se deja repetir a los alumnos, entonces eso menoscaba la labor del profesor, de qué tipo de educación quieres darle a los alumnos”, agregó
- Los fachos argumentarán que «cada uno es libre de hacer lo que quiere». Y la verdad es que NO, existen mínimos civilizatorios con los que la sociedad avanza para que dejemos de ser unos salvajes. No leer a uno de los mejores escritores de Chile por ser homosexual no sólo es una estupidez, es promover un discurso de odio que a estas alturas no puede ser permitido. No leer un libro no es una «opinión» ni menos «pensar por sí mismo», es prejuicio y una estupidez. ¿Van a empezar a rechazar también los libros escritos por mujeres? ¿No van a escuchar a Queen?
- Esto es culpa de los imbéciles que hablan de «a mis hijos los educo yo». Gente que ni siquiera se sabe limpiar la raja que forma a sus hijos en la ignorancia y el fanatismo religioso. Tal como la Salud, la Educación debe estar a cargo del Estado buscando mejorar la sociedad, no empeorarla promoviendo el odio, la ignorancia, el machismo y la misoginia como hacen los fascistas
- La única esperanza que tenemos como sociedad son las mujeres. Ya que si dependemos de la generación de niños ratas fascistas que viene lo más seguro es que vamos a terminar como Gilead