Considerando que han robado, violado mujeres, vendido armas a los narcos, asesinado mapuches, torturado niños y una interminable lista de delitos más. ¿Qué era la ÚNICO que le faltaba hacer a Carabineros para demostrar su decadencia total? Si, hacer un violento simulacro de robo a un banco sin avisarle a los trabajadores… Una nota de The Clinic detalla esta nueva vergüenza.
Lorena Tejos (47 años, cuatro hijos) había decidido que era hora de almorzar. Había sido un día normal, atención a clientes, solicitudes a ejecutivos, lo típico para la tranquila sucursal del Banco Estado de Linares. Se dirigió al baño para arreglarse y, una vez dentro, escuchó los primeros gritos. “¡Al suelo, conchetumadre! ¡Pasa las llaves o te mato, culiao!”, escuchó Lorena, funcionaria con más de 25 años de trayectoria en la sucursal linarense. —Pensé que era una broma, una mentira. Me sentí extraña, como en una película— dice hoy la trabajadora, quien no ha vuelto a poner un pie en la sucursal por orden médica. Aterrada, abrió levemente la puerta del baño para ver de qué se trataban los gritos. Afuera, vio a dos de sus compañeros con las manos en alto, encañonados por la espalda por hombres vestidos con un overol blanco y con máscaras de la reconocida serie española “La Casa de papel”. — Esta hueá es verdad—, pensó, antes de volver a encerrarse en el baño.
Lo que se sabe hasta ahora, es que el 29 de noviembre pasado, un grupo de aproximadamente diez personas –Carabineros no ha confirmado ni descartado que se tratara de sus funcionarios– ingresó a la sucursal del Banco Estado en Linares, para realizar un simulacro de robo. Para hacerlo, usaron armas de alto calibre, se disfrazaron con overoles y amenazaron de muerte a los trabajadores con un lenguaje en extremo violento y realista. Horas después, la acción fue celebrada por un comandante de Carabineros. “Ninguna ciudad está ajena a estos crímenes”, explicó. Según pudo constatar The Clinic, del simulacro sabían Carabineros de la ciudad, tres altos funcionarios de la sucursal bancaria y hasta la prensa local, a la que se le pidió “coordinar el frente externo”. Los únicos que no sabían que esto era una macabra puesta en escena, eran los propios trabajadores.
Claudia Sepúlveda lleva cerca de 25 años ejerciendo como ejecutiva en atención a clientes de la sucursal. Eran aproximadamente las 14:30 cuando comenzó el simulacro del que no tenía idea. “El grupo de ‘asaltantes’ apuntó al vigilante del Banco y a las trabajadoras del mesón. Nos apuntaron con sus armas y nos gritaron ‘¡muévete conchetumadre!’ y ‘salgan rápido, mierdas’. Nos llevaron al hall del Banco y nos hicieron acostarnos boca abajo con las manos en nuestra cabeza”, relata. —Habla conchatumadre ¿o querís morir? Sabemos que tenís familia” — oyó Claudia que le gritaron a una de sus colegas para que entregara las llaves de la bóveda.
En el baño, a Lorena no le iba mejor. Luego de colocar el pestillo a la puerta, activó la alarma del baño de mujeres y volvió a encerrarse en uno de los cubículos, en silencio. Algunos minutos después, relata la trabajadora, alguien forzó la manilla del baño. Ella volvió a sentarse sobre la taza –para ocultar sus pies de la vista- y aguantó la respiración. “Aún recuerdo el sonido de la ropa de plástico del overol”, recuerda. El intruso, entonces, comenzó a golpear las puertas de los cubículos, uno por uno. En el último estaba Lorena. —Estaba aterrada, imagínate. Se iban acercando a mi cabina y lo único que atiné a hacer fue a tirarme hacia una esquina. Como en las películas uno ve que los ladrones siempre disparan al medio de una puerta, yo estaba arriba de la taza con todo mi peso tirado hacia un costado. Parecía contorsionista—, explica. Los golpes siguieron hasta que llegó el turno del cubículo de Lorena. Como la puerta no se abrió de inmediato, los golpes se hicieron más insistentes. Al recordarlo, Lorena no puede evitar el llanto. “Sientes que el corazón está a mil, empiezas a transpirar. No podía estar pasando esto ahí, en mi trabajo”, reflexiona.
Afuera, los “asaltantes” ya habían dividido a los trabajadores por género. Claudia y las demás mujeres fueron llevadas hasta un rincón del hall y las obligaron a arrodillarse mirando a la pared, con sus manos en la cabeza. —Era tal el nivel de violencia y groserías que nos gritaban, que muchas de mis colegas cayeron en pánico, incluso una de ellas no podía respirar, otras lloraban y rezaban—declaró Claudia en la querella. Al intentar calmarlas, relata Claudia, una miembro del grupo de “asaltantes” llegó hasta donde estaban. “¿Creís que esto es broma, conchetumadre?”, escuchó Claudia, al tiempo en que una pistola apuntaba a su cabeza. —Repite po culiá, repite que es broma—, volvió a oír la ejecutiva, quien optó por permanecer en silencio y rezar. Algunos minutos después, el grupo de “ladrones” anunció que dejarían ir a un grupo de mujeres fuera del Banco, a “las diez más viejas”. La instrucción era clara: debían salir por la puerta principal, correr en fila, y “a la que se da vuelta para mirar la matamos”. Afuera las esperaban miembros del Grupo de Operaciones Especiales de Carabineros (GOPE). Lejos de ser contenidas, las mujeres fueron puestas contra la pared y las manos en alto para “revisarlas”. (Ver fotos adjuntas, cortesía de Radio Ambrosio de Linares). Sólo una vez que fueron subidas a un furgón policial, una supuesta rehén que permanecía en el Banco les dejó caer la noticia de que estaban siendo parte de un falso asalto: “esta era una operación que Carabineros venía preparando hace meses”. A las 16:30, dos horas después de iniciada la pesadilla, la jefatura del Banco hizo volver a los trabajadores para terminar el turno. —Nadie nos dio una explicación—, finaliza Claudia.
¿Qué hubiera pasado si una trabajadora tenía problemas al corazón y la matan del susto? ¿Si un guardia se hacía el héroe y mataba a un supuesto asaltante? Es de no creer la irresponsabilidad y poco criterio de Carabineros, imposible encontrar a una institución más mierda
Actualización:
Dos trabajadoras del Banco presentaron querellas por secuestro, amenazas y lesiones... Esperamos de todo corazón que ganen millones ante esta nueva estupidez de Carabineros