Inventar enemigos imaginarios es un clásico del fascismo. Y es que como por ideología defienden los intereses de los más ricos, culpan a cualquier cosa de los males de la sociedad para que los dedos no apunten hacia los verdaderos responsables: La elite y su inmoral acumulación de riqueza. Y por eso ahora han popularizado inventos como como el «marxismo cultural» y la «ideología de género», teorías de la conspiración que simplemente no existen. Pero, ¿Qué es esta ideología aparentemente omnipresente que ha puesto a los católicos y conservadores tan nerviosos?
Según ellos, es una cosmovisión, inventada por académicas lesbianas y feministas radicales, de que el género no tiene nada que ver con las diferencias biológicas y puede ser elegido a voluntad. Lo caracterizan como una peligrosa línea de pensamiento que amenaza con infectar a los niños y destruir la democracia. De hecho, la «ideología de género» es una invención de la derecha. Es una mezcolanza de ideas dispares desarrolladas por un grupo diverso de pensadores en los últimos 50 años. Realmente no existe más allá de los manifiestos de sus creadores y las banderas de protesta, pero ya les ha ayudado a conseguir algunas victorias muy reales.
La «ideología de género» es el hombre de paja que inventaron para luchar contra esta amenaza. La iglesia católica y otros grupos conservadores han estado en contra de la noción de que el género es una serie de comportamientos y rasgos que las sociedades construyen encima del sexo biológico por mucho tiempo. Esta perspectiva va en contra de sus ideas de cómo debe estar organizada la humanidad, basada en los “valores familiares.” Si los papeles tradicionales de marido y mujer, padre y madre, hombre y mujer son simples construcciones sociales, entonces las identidades que van más allá de esos conceptos binarios son igual de válidas. Esto, bajo su óptica, inyecta caos en la sociedad.
Con esta interpretación distorsionada sobre el género es muy fácil enganchar a las personas que no conocen las ideas más complejas de los intelectuales a los cuales critican los conservadores. Así, los grupos conservadores han podido convencer a sus seguidores de que políticas que fueron diseñadas para defender derechos humanos básicos—una clara jurisdicción estatal–son en realidad una ideología impuesta por grupos marginales que no incumbe al estado. Dicho de otra forma, los grupos cuyas políticas están basadas en creencias religiosas están presentando cuestiones de género seculares como si fueran una religión para negar (y quitar) derechos básicos y libertades a todos.