Tras confirmarse que el Sacerdote Renato Poblete era un depredador sexual y violador sistemático, tenemos la obligación de recordar que el fascista José Antonio Kast, como buen fanático religioso también es parte de una turbia organización religiosa, el «Movimiento Schoenstatt«, una agrupación llena de sacerdotes pedófilos. Y esto sin contar con que Ciper reveló que Kast está siendo financiando por las grandes transancionales religiosas. Notas de Radio Bío Bío y El Mostrador detallan
Francisco José Cox, sacerdote contra quien pesan varias denuncias de abuso sexual en Chile y una en Alemania, es hoy el centro de atención en la crisis de la Iglesia Católica nacional. El sacerdote fue alejado de sus funciones pastorales en 1997 y desde ahí se dedicó a otras labores de la Iglesia, hasta que el 2002 se recluyó en Alemania, bajo el alero de Schoenstatt. The Clinic publicó un largo texto en su sitio web bajo el título “Los archivos secretos de Cox”. En él se describe en detalle cómo los miembros de la jerarquía eclesiástica chilena se opusieron, al principio, a que se dieran a conocer las acusaciones de abuso sexual contra Cox.
Según el citado medio, diez años antes, un cura indignado habría informado a los obispos que había presenciado un abuso sexual. Pero la única respuesta que obtuvo fue que la situación de Cox era “conocida” en la comunidad de Schönstatt, a la que pertenecía el arzobispo desde 1965. En el texto se habla de una “orientación sexual obsesiva” de Cox, “demasiado visible para pasar inadvertida”. Cox también habría reunido a clérigos con características similares como empleados. Además se menciona que durante los años de Cox en el Vaticano, entre 1980 y 1985, una monja lo habría sorprendido en una situación íntima con un joven, lo que podría explicar del regreso de Cox a Chile en 1985.
Desde hace un mes que la plaza Luis Morel, de la comuna de Macul, dejó de llamarse así. Fue rebautizada como Obreros Municipales, porque el alcalde Gonzalo Montoya y los ocho concejales querían quitar al lugar el estigma de un nombre que no puede ser homenajeado, menos en un espacio donde juegan niños. Aunque el sacerdote Luis Morel Gumucio murió hace tres años y entonces el municipio decidió nombrar la plaza en su honor, fue en junio de este año que las autoridades comunales se enteraron que había sido suspendido del ministerio por por abusar de un adolescente. Morel es uno de los nombres que suma en su lista de sacerdotes cuestionados del movimiento Schoenstatt, el grupo de vocación mariana cercano a la élite, que hoy está en el vórtice del huracán por “proteger” al arzobispo emérito de La Serena, Francisco José Cox.
Cox y Morel no son los únicos cuestionados. El año pasado, ante el 14° Juzgado de Garantía de Santiago, el sacerdote y ex vicerrector del Santuario Nacional de Maipú, Rodrigo Gajardo, debió aceptar que abusó sexualmente de un menor cuando este se quedó a dormir en la casa de la juventud del santuario en La Florida. Fue condenado a 61 días de presidio menor en su grado mínimo y, también, a la suspensión de cargo u oficio público durante el tiempo de la condena.
Según comentaron a El Mostrador fuentes judiciales, lo más probable es que la indagatoria en la Serena continúe el mismo camino que han seguido otros persecutores en Rancagua o Santiago, aunque en Coquimbo es bajo el sistema antiguo. Así, el allanamiento de sedes religiosas se volverá inminente. En ese caso, el rol del ex arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, también podría ser crucial, considerando que entre 1974 y 1990 llegó a ser superior mundial de Schoenstatt. Es uno de los nombres que más se repiten a la hora de buscar quién protegió al obispo Cox.
En el primer reportaje que dio cuenta de los abusos de Cox, publicado en La Nación Domingo el año 2002, se mencionaban algunas acotaciones de Errázuriz sobre las conductas de Cox: “Tenía una afectuosidad un tanto exuberante”, la que “se dirigía a todo tipo de personas, si bien resultaba más sorprendente en relación con los niños”. Hernán Godoy, uno de los denunciantes, dice que todo el tinglado que cobijó a Cox da cuenta de una cadena de protección que ya debe empezar a desmoronarse: “No se trata solo de la Iglesia chilena, también del movimiento que lo cuidó hasta ahora en Alemania”.
No existe ninguna organización o colectivo LGBT que promueva la pedofilia. Por otra parte: ¿Quiénes comprobada y certificadamente han demostrado una y otra vez que son abusadores sexuales de menores de edad? Los sacerdotes, los fanáticos religiosos y los libertarios de derecha, algo que no nos debe sorprender considerando que su sector está llena de psicópatas.