Luego que se supiera que el tío sacerdote de Sebastián Piñera es un pedófilo, en las redes sociales se volvió a reflotar la idea de que al final Miguel Piñera era «el único Piñera bueno», considerando que literalmente TODOS los Piñera han estado involucrados en delitos o se han cagado al país. Pues bien, resulta que «El Negro» de bueno no tiene nada, considerando que estamos hablando de un borracho, drogadicto y golpeador de mujeres. Notas de El Mercurio y The Clinic detallan:
Drogadicto y Golpeador de Mujeres
Violencia física, celopatía, consumo excesivo y cotidiano de alcohol, drogas e impedimentos para trabajar como modelo. De todo ello acusa la argentina Belén Hidalgo a su ex marido, el cantante y empresario Miguel Piñera, en la dramática demanda de divorcio que presentó en su contra, el pasado 7 de noviembre. A través del documento,la modelo solicita el fin del matrimonio y una indemnización de $350 millones. Pero allí además incluye un relato pormernorizado de hechos que habrían ocurrido durante los siete años que estuvieron casados, además de actitudes constantes de Piñera en su contra.
“Durante todo el tiempo que duró nuestra vida matrimonial nunca se llegó a concretar una verdadera armonía familiar. Desde nuestro pololeo se evidenciaron conductas del demandado de celopatía y consumo en exceso de bebidas alcohólicas, conductas que en ese momento perdoné, pero que se agudizaron durante el matrimonio, incluyendo también el consumo habitual de drogas. Drogas que mezclaba habitualmente con alcohol y medicamentos sujetos a control psicotrópico”, dice el inicio del relato. De esas conductas, Piñera habría pasado luego a la violencia física, “situaciones que no denuncié en su oportunidad por las amenazas de las que fui objeto, incluso de muerte, pero que probaré en la oportunidad procesal correspondiente”, agrega la modelo.
Al respecto, recuerda varios episodios, como uno sufrido en 2010 en el departamento que compartían, meses después de una mudanza: “Con varios tragos de más, me empujó, se me tiró encima y me pegó cachetadas. Le suplicaba que no me pegara, que me dejara tranquila”. “Otro hecho de violencia, ocurrió en el mes de febrero del año 2011, en el Casino Enjoy de Viña del Mar. Estábamos en la caja del casino cambiando plata, y de repente me dijo: ‘Qué miras, no mires mi plata’. Le contesté que no estaba mirando su plata, que no me interesaba. El había consumido alcohol. Se molestó por mi respuesta y me pegó una patada en el estómago. Muchas personas vieron cuando me pegó. Los guardias del lugar llegaron a ver qué pasaba, y él como siempre enfurecido, alterado y en forma muy violenta, gritaba ‘déjenme tranquilo, no saben quién soy, soy el hermano del Presidente de la República de Chile, hago lo que quiero’ “. Luego de eso, Piñera e Hidalgo habrían ido al Palacio Presidencial de Cerro Castillo, “donde nos quedamos por ese fin de semana y él siguió tornando alcohol.
Mi miedo hacia él era de tal magnitud, ya que me perseguía por la casa gritándome que me iba a matar, que me pegaría, por lo que me escondí debajo de la cama de la pieza de servicio. Cuando él se durmió, saqué mis cosas y me vine a Santiago, aterrada”. Según Hidalgo, “para ocultar sus celos y los golpes que me daba, (Piñera) me llevaba de viaje a distintos países del mundo, en especial al Caribe, donde el demandado era dueño de un pub discoteca en Playa del Carmen (México), donde mi cónyuge realizaba sus negocios y se entregaba a sus excesos”. La argentina asegura que la recurrencia de esos viajes, además de los celos de Piñera hacia sus trabajos como modelo, y escándalos que habría protagonizado en lugares en que se desempeñó, determinaron que no pudiera realizar adecuadamente una actividad remunerada en sus siete años juntos.
Borracho que maneja curado y escapa de los accidentes
Miguel «Negro» Piñera iba manejando su todoterreno Hummer camino al Arena Santiago, a ver el recital de su rehabilitado amigo Charly García, cuando en la esquina de Blanco Encalada con Ejército, impactó el automóvil que manejaba María Fernanda Konig Concha, de 24 años. Luego, según relata un testigo, Piñera “no se quedó en el lugar del accidente, no le prestó auxilio (a María Fernanda) y se dio a la fuga derechamente”. Pero el Negro se marchó sin percatarse de que había dejando en la escena la patente de su automóvil, que se había desprendido por el impacto. Este prueba fue entregada por los testigos a carabineros que llegaron momentos después al lugar. Mientras, la muchacha era derivada a la Posta Central con lesiones en una mano y en una pierna, que serían en la jerga “menos graves”. En tanto, el supuestamente lesionado/apanicado Negro Piñera cruzaba manejando toda la ciudad, pasando de largo por varios centros hospitalarios de prestigio, para dirigirse a la Clínica Las Condes. El hecho recuerda el episodio de 1982, cuando su hermano estuvo arrancado de la justicia durante un casi un mes, cuando se le procesó por delitos económicos relacionados con la quiebra del Banco de Talca.
HECHOS NO OPINIÓN: No hay Piñera bueno y la familia completa está maldita