Tanto Carabineros como las Fuerzas Armadas son instituciones en decadencia, que semana tras semana son noticias por sus múltiples escándalos de corrupción. Y por si aún quedaban inocentes que pensaban que era «buena idea» poner a los militares a combatir el narcotráfico, no suficiente con venderles armas a los narcos y traficar sus drogas, ahora se sabe que el ejército chileno espiaban, seguían y tenían intervenidos los teléfonos de militares y periodistas que denunciaron la corrupción en las Fuerzas Armadas. Una nota de La Tercera publica:
La denominada Operación Topógrafo espió ese año a cuatro personas: dos funcionarios activos y dos en retiro de la institución castrense, todos ellos denunciantes de eventuales irregularidades al interior del Ejército. Las indagaciones realizadas por personal de la Dirección de Inteligencia del Ejército (Dine) quedaron reflejadas al menos en cinco minutas elaboradas entre junio y agosto de 2017 y 18 páginas con la transcripción de dos escuchas telefónicas, documentos a los que accedió La Tercera. Los objetivos de esa operación fueron el capitán Rafael Harvey Valdés, el exteniente Carlos Farías Ramírez, el exsargento Juan Pablo Díaz Pino y el cabo primero Sergio Andrés Tudesca Órdenes.
Según fuentes de Inteligencia de la institución, esta operación se habría realizado al menos durante seis meses en 2017 y habría sido precedida por la Operación W, una indagación dirigida contra el periodista Mauricio Weibel, autor en 2016 del libro Traición a la patria, el que relata detalles del desfalco al interior de la institución de dineros provenientes de la Ley Reservada del Cobre. Weibel habría sido vigilado y sus llamados telefónicos, interceptados.
La Operación Topógrafo se desarrolló en un momento complejo para el Ejército. Desde 2014, cuando explotan las investigaciones por malversación de dineros provenientes de la Ley Reservada del Cobre, la sucesión de acusaciones pusieron en crisis a la institución. Y a ello se han sumado otras defraudaciones que han derivado en decenas de uniformados procesados y detenciones simbólicas, como las de los excomandantes en jefe Juan Miguel Fuente-Alba y Humberto Oviedo.
- Entonces para resumir: Los pocos militares decentes que hay en el Ejército chileno y que se atrevieron a denunciar la corrupción en las Fuerzas Armadas, en vez de promoverlos los comenzaron seguir, espiar y amedrentar… Porque eso es lo que esto, AMENAZAR A CUALQUIERA QUE SE LE OCURRA DENUNCIAR SU CORRUPCIÓN
- Que Piñera haya puesto a estos corruptos a combatir el narcotrárico no sólo no funcionará, LO POTENCIARÁ AÚN MÁS… Así ha pasado en todos los países en que lo han hecho y con estos corruptos tengan por seguro que Chile no será una excepción