Los políticos de Derecha y los viejos rancios de la Concertación llevan un mes completo «criticando la violencia y llamando a condenarla venga de donde venga», lo ponemos entre comillas porque primero, todo el mundo condena la violencia. Segundo porque condenarla no acabará con ella mágicamente. Tercero y más importante, porque tenemos un elefante en la habitación: Carabineros se han transformado en los mayores violentistas del país, representan un peligro para Democracia, y son el principal obstáculo para la paz en Chile.
Para demostrar lo anterior resumamos las acciones de Carabineros sólo en la última semana: Han torturando niños, golpeado ancianos, mutilado personas, atacaron a personal del SAMU, los hemos visto jalar cocaína, vigilar a dirigentes sociales, mintieron sobre los perdigones, destruyeron insumos médicos de la Cruz Roja y violaron a una mujer en plena calle… Carabineros actualmente no se diferencia en nada de una organización terrorista, literalmente son una banda de psicópatas armados que funcionan al margen de la ley y su único objetivo es sembrar el miedo en la población. Por eso nadie los quiere, por eso nadie los respeta, por eso todo Chile los odia.
Si alguien comete un delito Carabineros por supuesto que debe tenerlo y entregarlo a la justicia, otra cosa muy diferente es detener personas para torturarlas y violarlas. «Se supone» que les entregamos el monopolio de las armas para resguardar el orden público, no para ser delincuentes con placa. Peor aún, durante todo el estallido social hemos visto todos los días a Carabineros apaleando y baleando a las personas por el simple hecho de estar en la calle, incluso cuando ni siquiera estaban protestando. Y una policía que no respeta la libertad de tránsito y que detiene a cualquier persona que se le cruce por el frente, constituye un grave peligro para la Democracia.
Cualquier llamado a la paz debe integrar si o si tres cosas: La condena absoluta a las violaciones a los Derechos Humanos, la creación de una Comisión de Verdad que promueva la justicia y formule propuestas de reparación a las víctimas del Terrorismo de Estado, y llamar a la disolución inmediata de Carabineros para crear una nueva policía desmilitarizada, sometida al poder civil y acorde a un Estado Democrático. Todos los llamados a la paz sin los tres puntos anteriores serán sólo declaraciones de intenciones vacías. La paz sin justicia es impunidad, y la impunidad es un llamado a repetir los horrores del pasado. Ya aprendimos la lección de la «justicia en la medida de lo posible», ahora mismo estamos sufriendo las consecuencias