La historia de Sebastián Piñera no se diferencia mucho de la historia de cualquier cuico promedio: Están acostumbrados a hacer lo que ellos quieren sin sufrir las consecuencias, (en el caso de Piñera enriquecerse robando un banco y cometiendo decenas de delitos económicos), y no conocen la palabra «fracaso» no porque sean talentosos e intelectualmente brillantes, sino que por el simple de hecho de ser cuicos. Como bien lo detalló el premio nobel de economía Joseph Stiglitz: «El 90% de los que nacen pobres mueren pobres por más esfuerzo que hagan, el 90% de los que nacen ricos mueren ricos independientemente de que hagan o no mérito para ello»
Piñera siempre fue un inepto y un extremadamente poco talentoso sociópata. Que se haya enriquecido robando y estafando habla más de las privilegios e impunidad que siempre tuvo la burguesía en Chile que de su «astucia». Que más encima haya salido presidente sólo porque quiso habla de lo frágil que es nuestra democracia, donde un multimillonario literalmente puede comprar hasta la presidencia a pesar de no tener moral y ser un delincuente rematado. Piñera, a grandes rasgos, es el típico niño cuico al que acostumbraron hacer lo que ellos quieren, que haya preferido hundir el país antes que renunciar lo ejemplifica.
Piñera estaba tan obsesionado con dejar un «legado» como presidente que obligaba a sus ministros a repetir como loros que «tenía liderazgo», el ridículo era tal que antes de la crisis incluso compró un premio para hacerlo parecer como un «líder internacional». El estallido social evidenció que todo su relato de vida siempre fue un fraude, el “estadista” que nos vendieron resultó ser un inepto de proporciones épicas que no fue capaz de anticipar nada y que siempre llegó tarde a todo. De querer ser reconocido como un líder mundial pasará a la historia como un criminal de lesa humanidad y el peor presidente de Chile. La derrota de Piñera es total.
Que todo esto nos sirva de lección para no volver a sacar presidente (ni alcalde, ni diputado, ni senador) a ningún otro multimillonario, ni mucho menos votar por políticos financiado por los grandes empresarios. El poder económico no puede tener también el poder político y a ellos no les interesa mejorar la sociedad. Otra lección aún más importantes es no darle credenciales democráticas a tipos que jamás las tuvieron. Los pinochetistas y negacionistas de la Dictadura no caben en una Democracia y permitirlo fue lo nos llevó a esta crisis. El 95% de la Derecha chilena demostró que están dispuestos a matarnos con tal de no perder sus privilegios y defender a los grandes empresarios que los financian. La Democracia es para los que creen en ella, y los fascistas simplemente no tienen cabida.