Luego que Pía Adriasola propusiera la abstinencia sexual como política pública en el Congreso y José Antonio Kast reconociera que sólo tiene sexo con su esposa para tener hijos, nuevamente quedó en evidencia lo peligroso que es el fanatismo religioso que sigue viendo el sexo como algo prohibido, y que el fascismo es una ideología que atenta contra la libertad de las personas.
Porque que quede en claro: Que a José Antonio Kast y su señora no les guste tener sexo, ya que lo conciben sólo como algo para tener hijos, están en todo su derecho y nadie de nosotros se debe meter. Pero que quieran convertir sus ultraconservadoras doctrinas personales en políticas públicas es completamente inaceptable, más aún cuando considerando que por su culpa tenemos las cifras de contagio de VIH más altas del mundo.
Por lo demás: ¿Saben por qué los fachos viven obsesionados con la sexualidad de las personas? Porque cuando controlas el cuerpo de las personas controlas a la sociedad. Por eso se oponen al aborto, rechazan el matrimonio igualitario y están en contra de la educación sexual. Controlar el cuerpo de las personas es una forma de asegurar el sistema neoliberal que los beneficia. De hecho, no es coincidencia que el fascista Jair Bolsonaro también está proponiendo la abstinencia sexual como política pública.