Mientras TODOS los gobiernos están ayudando al pueblo por la emergencia que generó la crisis del coronavirus, en esta pesadilla neoliberal que es Chile, el Régimen de Piñera está pasando a la historia por ser el ÚNICO PAÍS DEL MUNDO en que además de no ayudar a los trabajadores, están aprovechando la pandemia para aplastar al pueblo aún más para beneficiar a los grandes empresarios.
Y es que no suficiente con quitarnos los sueldos, permitir los despidos sin indemnización, suspender las negociaciones colectivas y querer gastar 7.000 millones en un sistema de vigilancia cuando los trabajadores de la salud ni siquiera tienen mascarillas, ahora ni se arrugaron en criticar el proyecto para congelar el pago de servicios básicos, algo que repetimos, hicieron TODOS LOS PAÍSES. Una nota de La Tercera señala:
El ministro Secretario General de la Presidencia (Segpres), Felipe Ward, criticó esta jornada el proyecto que busca suspender el pago de cuentas de luz, agua, gas, telefonía e Internet para hacer frente a la emergencia sanitaria y económica que vive el país. En esa línea el secretario de Estado afirmó que “acá no hay recursos ilimitados”. Para advertir finalmente a los parlamentarios que «hay que ser cuidadosos al momento de tomar decisiones, porque eso el día de mañana podría implicar decisiones de las empresas que podrían afectar empleos”
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- Nos quitaron los sueldos pero tenemos que seguir pagando cuentas… Y después andarán llorando como weones diciendo que “no lo vieron venir y no entienden la rabia del pueblo”
- En la Nueva Constitución lo primero que hay que hacer es nacionalizar los Servicios Básicos. No puede ser que el agua, la luz y el transporte sean un negocio en manos de privados, es completamente inaceptable que tengamos los servicios básicos más caros del mundo.
- Cada vez que escuchen a alguien decir que “da lo mismo quien gobierne” recuérdenles el desastroso Régimen de Piñera. Nos mataron durante el estallido social y en la peor pandemia de los últimos 100 años, prefirieron matarnos de hambre antes que tocarle el bolsillo a los grandes empresarios