Sobre los terroristas neoliberales de Libertad y Desarrollo hemos hablado largo y tendido. A grandes rasgos, se trata de organización criminal financiada por los grandes empresarios a los que les pagan por mentir y evitar cualquier mínimo cambio que beneficie al pueblo.
Más allá de absurdos como llamar a fumar cigarros para combatir el coronavirus, algo que hicieron sólo porque son financiados por las empresas tabacaleras, donde más quedaron en evidencia fue con el Retiro del 10%, al ser protagonistas de la campaña del terror diciendo que Chile se iba a derrumbar si se aprobaba. En una columna para La Tercera, Daniel Matamala les sacó la foto completa.
El estadístico Nate Silver ha demostrado cómo las predicciones de los meteorólogos son mucho más acertadas en promedio que las de los economistas. Pero lo curioso es que esos errores coincidan tan abrumadoramente con los intereses del poder financiero, el mismo que ofrece a esos “técnicos” cómodos sillones en directorios, honorarios por asesorías o informes en juicios arbitrales.
El economista Luigi Zingales ha demostrado cómo la relación con el poder económico condiciona las conclusiones de sus colegas. Por ejemplo, en Estados Unidos, los economistas que son miembros de un directorio empresarial o de una escuela de negocios, son cuatro veces más favorables al pago de altas compensaciones a ejecutivos de las empresas, comparados con los que no pertenecen a ellas. Estos sesgos rara vez son explicitados. En el debate del impuesto a los súper ricos, los medios publicamos las opiniones “técnicas” de tributaristas, sin advertir que muchos de ellos trabajan precisamente para esos millonarios ayudándolos a pagar menos impuestos.
Esto es aun más evidente cuando los “técnicos” son lobistas o miembros de think tanks financiados por los afectados por una legislación. Es el caso de Libertad y Desarrollo (LyD), que interviene en el debate mientras mantiene en secreto a sus financistas. Cada vez que investigaciones levantan ese velo, resulta que LyD defendía los intereses de sus mecenas. BAT Chile, que domina el 94% del mercado de los cigarrillos, financió a LyD mientras el instituto lideraba la batalla contra el proyecto que prohibía fumar en lugares cerrados, diciendo que impone “un estado policial”. LyD también defendió a brazo partido la polémica licitación del litio que fue adjudicada a SQM, y que debió ser anulada por vicios legales. Más tarde se reveló que la empresa de Ponce Lerou pagaba al instituto.
El Consejo de LyD incluye a directores actuales o recientes de los grupos Luksic, Solari, Ponce, Echeverría Izquierdo, Ultramar, Santander, Endesa y Matte, y directores y gerentes de bancos, sanitarias, eléctricas y AFP. Ninguno de esos conflictos de interés se explicita en sus análisis. Claro que el meteorólogo puede equivocarse. Pero es sospechoso que su error siempre sea pronosticar tormenta cuando los días son soleados. Y cuando descubrimos que el meteorólogo tiene acciones en una fábrica de paraguas, la confianza en él se desmorona.