No exageramos cuando decimos que Chile tiene los peores grandes empresarios del mundo. Básicamente, porque como se enriquecieron robando en Dictadura, son una tropa de fascistas mediocres a los que no le gusta competir, y como están acostumbrados al dinero fácil son incapaces de invertir, fabricar o desarrollar cualquier cosa. A esto súmenle que como viven en los mismos barrios, van a los mismos colegios y tienen una reproducción endogámica, literalmente viven en una burbuja que nada tiene que ver con el Chile real.
Y esto es el principal problema que tiene el país, (la delincuencia y la pobreza derivan de esto), porque mientras los grandes empresarios del mundo reconocen que la Desigualdad Social es un problema y se ofrecen para pagar más impuestos, en Chile no sólo no quieren pagar impuesto alguno, más encima financian a toda la Derecha para que defiendan sus intereses buscando que nada cambie. Un artículo de La Tercera detalla la burbuja en la que viven los grandes empresarios en Chile:
Para quienes dirigen las grandes empresas del país, el libre mercado funciona a la perfección, el conflicto con los trabajadores es menor y la desigualdad de trato no es tan grave, según los resultados que arroja un estudio sobre las élites desarrollado por el COES.
Fue una de las imágenes del verano de 2019. En bermudas, torso al descubierto y protegido solo por una gorra y anteojos oscuros, el presidente de Gasco, Matías Pérez Cruz, invita a tres mujeres a retirarse del borde de su jardín que colinda con el lago Ranco. “Ustedes se me van, y si no se van, voy a venir a echarlas yo, y de manera no tan pacífica”, dice en el video. “¿Qué, esto es un fundo, caballero, donde usted llega, manda y ordena?”, pregunta una de ellas, mientras el ejecutivo hace esfuerzos por evitar que siga grabando. “Me duele mucho que me trate así”, dice otra. “Me da lo mismo, me pide permiso”, insiste Pérez Cruz. “No sabía que tenía que pedir permiso para venir al lago Ranco”, contesta la mujer. “Esto es propiedad privada, yo soy abogado, no me va a discutir a mí, señora”, cierra Pérez Cruz en un nuevo intento por bloquear el celular.
El episodio lo recuerda el sociólogo Cristóbal Rovira y le sirve para graficar la diferencia de sensibilidades entre la élite económica y el resto de la ciudadanía: mientras el video se viralizaba y el medio social condenaba la actitud del presidente de Gasco, este se sentía víctima de ataques arteros. “La particularidad de la élite económica en Chile es que vive muy encapsulada en sí misma, se juntan entre sí, tienen a sus hijos en los mismos colegios privados; es como un club donde todos sienten que las cosas están bien y no hay nadie que les diga oye, no, las cosas no están tan bien”, observa Rovira, responsable junto con Jorge Atria (ambos académicos UDP) del Estudio COES de la Élite Cultural, Política y Económica de Chile.
Organismo multidisciplinario, el Centro de Estudios de Conflictos y Cohesión Social (COES) convoca a investigadores de las universidades de Chile y Católica, UDP y Adolfo Ibáñez. Luego de año y medio de trabajo, publica un estudio sobre la percepción de las élites en torno a temas políticos, económicos y sociales. A su vez, ofrece cuadros comparativos que permiten observar las diferencias entre ellas y la ciudadanía (en base a consultas anteriores). El estudio, que será presentado el miércoles 24 a las 12.00 horas por Zoom, define a los miembros de la élite como aquellos que ocupan puestos de poder en la sociedad y ejercen influencia en las decisiones que la afectan. En el caso de la élite económica, consideró a 137 entrevistados, miembros de directorios, gerentes generales y de operaciones de las empresas más grandes del país.
La muestra del segmento político abarcó a 139 miembros del Poder Legislativo, Ejecutivo, gobiernos regionales y Poder Judicial. Y desde el mundo cultural, incorporó la opinión de 141 personas vinculadas a universidades, centros de investigación y medios de comunicación. “El estudio tiene un valor singular por su rigurosa metodología (todas las entrevistas son cara a cara, presenciales o por Zoom) y nos permite aportar evidencia empírica concreta respecto a no solo cuán conectadas/desconectadas están las élites de la ciudadanía, sino también respecto a cuáles son las áreas de acuerdo y conflicto al interior de la élite”, subraya Rovira.
“Esta evidencia es particularmente relevante hoy en día, ya que Chile (al igual que muchos países del mundo) está experimentando un momento de fragilidad democrática, y la experiencia comparada demuestra que justamente en estas situaciones es clave el actuar de las élites”, agrega, citando el caso de Estados Unidos, donde las élites políticas y económicas favorecieron el triunfo de Donald Trump, con graves consecuencias para la democracia. “En resumen, el estudio permite formarnos una impresión clara respecto de cuáles son los valores y las preferencias de las élites, es decir, los actores que están tomando las decisiones en este momento actual de fragilidad democrática”.
La burbuja de la elite
Si bien los tres grupos estudiados exhiben distancias con la opinión de la ciudadanía en numerosos temas, la brecha es mayor con la élite económica, sobre todo en temas sociales y en la evaluación de las tensiones al interior de la sociedad. De este modo, el rol social del Estado no resulta relevante para la élite económica. Solo el 28% de ella se muestra favorable a aumentar la responsabilidad estatal para garantizar el sustento de todos, frente al 53% de la élite política y el 72% de la élite cultural. A su vez, esta idea cuenta con el respaldo del 54% de la ciudadanía. Concordante con su filosofía de la iniciativa individual, el 40% de la élite económica piensa que los individuos deben hacerse responsables de su sustento. En términos de propiedad, este grupo es vigorosamente partidario de aumentar el número de empresas e industrias en manos privadas (62%), a mucha distancia de lo que piensa la ciudadanía (19%).