Más allá de que evidentemente hay una campaña de la Derecha para boicotear la Convención Constitucional, a la cuál se han sumado de manera vergonzosa todos los medios tradicionales, no podemos negar que los propios constituyente se han hecho varios autogoles. Y no hablamos precisamente del fraude del Pelao Vade o la falsa polémica del IFE, hablamos de creerse más de lo que son y querer abarcar cosas para lo que no fueron elegidos pasando por encima de otros poderes del Estado.
Los consituyentes fueron elegidos para escribir la Nueva Constitución. Punto. Y eso no es cualquier cosa, estamos hablando de que definirán el alma del país por los próximos 30 años. El problema es que como cierta izquierda no está acostumbrada a ganar, está obsesionada en dar la pelea chica para darse pequeños gustos personales, que lo único que lograrán será quitarle legitimidad al proceso.
Querer cambiar el quórum de 2/3 es un error por mútiples razones, incluyendo que como la Derecha no tiene ningún poder de veto NI SIQUIERA ES NECESARIO. Los plebisicitos dirimentes también son una estupidez partiendo porque no hay tiempo, y ni hablar de que está lleno de ejemplos históricos de que los plebiscitos no son sinónimo de mejorar la democracia. La comisión de Derechos Humanos es otra cosa que por muy buenas intenciones que tenga, en este proceso no es necesario.
La derrota de Daniel Jadue y la debacle de la Lista del Pueblo le debe servir de lección a la izquierda más radical de que ellos no representan a la totalidad del pueblo, y que hace bastante rato el país viene demostrando que es más bien de centro-izquierda. Tras el estallido social llegó el momento de construir el nuevo Chile, radicalizar las posturas en la Convención Constitucional es hacer exactamente lo opuesto, y tras el escándalo del Pelao Vade, simplemente ya tienen ni la credibilidad ni el piso para seguir perdiendo el tiempo.