Chile se encuentra en un momento refundacional. Tras el Estallido Social nada volverá a ser lo mismo y la política tiene que dar un paso adelante. Si hacemos las cosas bien podemos ser como Alemania, si hacemos las cosas mal nos convertiremos en una república bananera. Lamentablemente, tenemos a una clase política cobarde y cortoplacista, cuya reacción fue apelar al populismo para satisfacer a las barras bravas de las redes sociales, olvidando por completo su único trabajo: Dirigir los destinos del país con responsabilidad.
Que casi toda la clase política apoye el Cuarto Retiro es una vergüenza, más aún cuando están ignorando todas las advertencias que han hecho los expertos sobre su efecto en la inflación. Vaciar los fondos de pensiones por motivos electorales debería ser calificado como un atentado. Otro ejemplo de la decadencia política es la vergüenza que sienten de ser políticos, donde en cada elección buscan parecer independientes como si aquello fuera sinónimo de virtud, cuando es directamente todo lo contrario. Basta ver en qué terminó la Lista del Pueblo.
La radicalización de posturas tampoco es beneficiosa para el país. Y mientras todas las opciones de “Centro” desaparecieron por falta de convicciones, tenemos a una Izquierda voluntarista que sigue sin poder crear un proyecto con vocación de mayoría que genere confianza en los mercados, y una Derecha extremista cuya principal cara es el fascista José Kast, una amenaza abierta para la Democracia.
¿DE CENTRO, CENTRO IZQUIERDA O CENTRO DERECHA?
Para efectos prácticos da más o menos lo mismo. La clave de este nuevo proyecto político es que tiene que ser liberal en lo económico y en lo valórico. También tiene que ser técnico, científico, y que crea en un Estado robusto. Que promueva un sólido sistema de salud público, educación de calidad y que entregue servicios sociales. Todo financiado con los impuestos que TODOS tendremos de pagar de acuerdo a nuestros ingresos. Con la crisis económica global que viene necesitamos un Estado más fuerte que nunca, reducirlo como quiere la Derecha es pavimentar el camino al desastre. A grandes rasgos, el nuevo proyecto político tiene que ser como cualquier país desarrollado socialdemócrata europeo.
GOBIERNO TÉCNICO… PERO NO IMBÉCIL
Un buen ejemplo de esto es el Panel de Expertos que subió innecesariamente el pasaje 30 pesos, que a pesar de las protestas lo mantuvieron por semanas diciendo que no se podía bajar, y cuando ya estaba la cagada aceptaron la realidad y congelaron el alza. Negar que Chile necesita ciertas reformas estructurales en beneficio de las personas es cimentar las bases de un nuevo Estallido Social, el tema es que estas reformas necesitan ser viables y diseñadas por los mejores académicos del país. Sólo de esta manera se podrá entregar seguridad en tiempos de incertidumbre.
¿EL RETORNO DE LA CONCERTACIÓN?
La consigna “no son 30 pesos son 30 años” es pegajosa pero tiene dos grandes problemas: Ignora por completo los desastrosos años de la Dictadura, y también ignora los mejores 30 años que ha tenido Chile. ¿Se hicieron cosas mal? Por supuesto, partiendo porque se enamoraron de su éxito y fueron corrompidos por los grandes empresarios, que los privó de hacer las reformas que el país necesitaba. Tampoco ayuda que se “achancharon” y que con el tiempo sólo les interesaba ganar elecciones sin tener ningún proyecto de fondo.
Este nuevo proyecto político necesita ser transparente, y como tal, tiene que reconocer sin tapujos que busca ser el retorno de una nueva Concertación. Acorde a los tiempos en que vivimos, con cosas completamente diferentes, pero con la idea clara de proponer desde el primer día un proyecto político sólido para darle estabilidad al país y gobernar por los próximos 30 años… No para ganar la elección de turno en base a mentiras, falsas promesas y bailes en tik tok.