En estos momentos la Convención Constitucional necesita tres cosas: Moderación, comunicar mejor sus avances y alejarse lo más posible de los partidos políticos. La moderación va en la misma línea de la defensa al quórum de 2/3, que es entender que las constituciones NO son programas de gobierno y que NO vas a poder incorporar todo lo que se te ocurra. Las mejores constituciones son mínimas, simples y cubriendo sólo derechos básicos.
Lo de alejarse de los partidos políticos es una cuestión estratégica de cara al plebiscito de salida. No sólo se tiene que asegurar un triunfo, tiene que ser por la diferencia más abultada posible, y para que eso pase la próxima presidenta de la Convención tiene que ser lo más “neutra” posible. Por lo tanto, poner a Beatriz Sánchez de presidenta será un autogolazo de proporciones bíblicas
Por esto es que también es absurdo proponer a la comunista Bárbara Sepúlveda como presidenta de la Convención, ya que lo único que lograrán será hacerle fácil la campaña al rechazo en el plebiscito de salida. Por si fuera poco, Sepúlveda fue una de las líderes de querer modificar el quórum de 2/3. Es decir, no entendió la responsabilidad que significa escribir una constitución y que debe tener la mayor legitimidad posible.
¿QUIÉN DEBE SER LA PRESIDENTA?
Si nos preguntan a nosotros, por supuesto que primero que todo debe ser una mujer. Segundo y más importante, debe ser alguien que tenga experiencia comunicando y parecer lo más “neutral” posible. En ese sentido, la periodista Patricia Politzer es la mejor carta para liderar el segundo tiempo de la Convención. De vicepresidenta pueden ser varios nombres, pero siempre cumpliendo con los mismos requisitos, incluyendo haber votado a favor de los 2/3.
ASEGURAR EL PLEBISCITO DE SALIDA
Todos los que votamos APRUEBO tenemos que entender que el objetivo debe ser la aprobación del plebiscito de salida, por lo que todas las decisiones deben ser tomadas pensando ese objetivo. Por lo tanto, nombres como el de Beatriz Sánchez y Bárbara Sepulveda no deberían ser considerados bajo ningún punto como presidentas de la Convención. Hacerlo es un error estratégico que nos podría costar caro.