Los constituyentes tenían un sólo trabajo: Imitar a los países desarrollados y escribir una constitución lo más simple posible. Porque como hemos repetidos en varias ocaciones, las consituciones NO son programas de gobierno ni menos una lista de deseos, que algo te parezca importante no significa que tenga que estar escrito en ella. Las constituciones son las que definen el alma de los países, por lo tanto, tienen que tener la mayor transversalidad posible. Y en ese sentido, desde el comienzo que los constituyentes octubristas están haciendo TODO LO CONTRARIO.
Resumamos algunas de las aberrantes propuestas de los convencionales octubristas: Acabar con la autonomía del Banco Central, acabar con la independencia del Poder Judicial, querer nacionalizar todos los recursos mineros, eliminar todos los tratados internacionales, querer salirse del CIADI, promover el desastroso sistema político como de Perú y disolver todos los poderes del Estado. Más allá de que todas estas brutalidades se rechazarán gracias al quórum de 2/3, que por cierto los octubristas hicieron todo lo posible por eliminar, el daño que le están haciendo a la Convención es irreparable, y le están ragalando a la Derecha la campaña del terror.
El tema de fondo, es entender que el APRUEBO en el plebiscito de salida no está para nada garantizado, menos aún con cada nueva propuesta irracional que se les ocurre a los octubristas. Lo peor de todo, es darse cuenta que a esta tropa de tarados no les interesa mejorar el país ni mejorar la calidad de vida de las personas, sólo buscan darse gustitos personales e imponer sus dogmas, aunque aquello signifique hundir a Chile completo. Hay personas que en situaciones de poder comprenden que deben actuar con más responsabilidad que nunca, no es el caso de los convencionales octubristas, a los que el poncho les quedó demasiado grande.