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Bastaron un par de años sin clases presenciales para que los estudiantes se convirtieran en delincuentes, y más encima dejaran de considerar la educación como una meta, lo que representa un grave problema para el país, ya que es imposible tener una sociedad viable con semejantes niveles de deserción escolar. Una nota de La Tercera puntualiza:
El dato ha generado alerta: la cantidad de estudiantes en Chile que registraron una inasistencia grave en el primer semestre aumentó casi al doble en comparación con el nivel anterior a la pandemia. Se trata del 39% del total de todo el sistema educativo. Se considera inasistencia grave cuando el alumno asiste menos del 85% del tiempo que debe, y es el primer paso hacia la deserción escolar. El mayor problema se registró en el nivel de la educación básica, donde la inasistencia aumentó en un 130%
Las cifras fueron presentadas hace un par de semanas por el presidente Gabriel Boric y el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, quien manifestó su preocupación frente al tema. Por su parte, diversos expertos han destacado la gravedad de este panorama, y algunos de ellos han advertido que el problema no sólo fue desatado por la pandemia, sino, en general, por la comunicación de las propias autoridades en torno a la importancia de la asistencia a clases.