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- En la vida fracasarás mucho más veces que las que triunfarás, lo importante es aprender de esas derrotas, ya que son ellas las que te permitirán madurar. Si la izquierda sigue culpando a las fake news y a los medios de una paliza electoral de 24 puntos, no van a aprender nada y no van a volver a gobernar nunca más.
- Sobre el Colectivo Socialista, que el resto de los convencionales digan que tenían razón vuelve a demostrar que fueron POR LEJOS lo mejor de la Convención. Lo más interesante, es que el mismo Colectivo Socialista reconoce que debieron ser más firmes al saber que estaban en lo correcto, ya que eso significa que aprendieron la lección y más pronto que tarde serán monstruos políticos. Parte de un artículo de La Tercera detalla:
Era un escenario que no estaba en el papel: el texto que propuso la Convención Constitucional, el primer órgano electo de forma paritaria y democrática en toda la historia del país para una tarea de este tipo, fue rechazado. Se iniciaba una semana negra. En el proceso, la más negra de todas. Y se empezaron a buscar culpables, y, también, a asomar las autocríticas. Entre buena parte de los constituyentes de izquierda y centroizquierda hay un relato parecido para explicar el fracaso del proceso.
Dice así: la conformación heterogénea del órgano dificultó llegar a los grandes acuerdos que se necesitaban. Por otro lado, la falta de tiempo en un año de trabajo los aisló, perdiendo contacto con la ciudadanía. La premura, también, provocó trabas en el diálogo, por lo que muchas normas se dejaron abiertas a la interpretación de una futura ley, lo que aprovechó el bloque opositor para “sobreinterpretarlas” de formas “negativas” o “catastróficas”, al decir de ellos.
Eso, sumado a los errores que acompañaron el proceso -el fraude de Rojas Vade, Elsa Labraña y sus comentarios sobre el himno nacional, y la última bomba en la campaña, el show de Las Indetectables con su bandera, las “polémicas” declaraciones que lanzaron más de una vez Elisa Loncón, Daniel Stingo y Jorge Baradit-, así como la exclusión de la derecha, crearon una “ola de caricaturizaciones” del órgano, que los golpeó.
Pero el contenido del texto tampoco genera consenso entre los exconvencionales derrotados. Si bien grupos de centroizquierda comentan que haber incluido materias como el aborto, que para grupos religiosos ya es una base para rechazar, o no haber detallado materias como el “justo precio” les afectaron, otros convencionales, más a la izquierda, comentan que si hubieran tenido más tiempo para explicar los aspectos -sobre todo la plurinacionalidad- la ciudadanía hubiera aprobado el texto.
“El individualismo como cultura primó -acusa Isabel Godoy, convencional colla-. Decían, no me gusta la plurinacionalidad. Y se cegaban, y no veían el trabajo doméstico, los derechos que se garantizaban o el fin del mercado del agua”. Otros, son más críticos. “La desinformación no fue el principal motivo del fracaso -lanza el exconvencional socialista Maximiliano Hurtado-. El problema es que la propuesta, aunque tenía cosas muy positivas, estaba alejada del sentido común de la gente. No le hizo sentido a nadie a quien iba dirigida la propuesta, como las mujeres, los pueblos originarios, o las personas privadas de libertad”.
El 4 de septiembre, en los diferentes colectivos, el ambiente pasó de la incredulidad a la pena. Y el análisis se vivió de diferentes formas. En el grupo “Constituyentes feministas”, integrado por unas 50 mujeres de la Convención -donde no hay representantes de derecha- se daban ánimos. Malucha Pinto, Ingrid Villena y Ramona Reyes fueron algunas que enviaron mensajes de aliento, y lamentaron los resultados. Enseguida, empezaron las reflexiones y los meas culpa. Uno de los primeros diagnósticos era que los mismos convencionales tenían parte de la responsabilidad en el fracaso.
Ese día, a Giovanna Grandón no paraba de sonarle el celular de todos los mensajes que le llegaban. Le decían que no bajara los brazos. Desde entonces, dice hoy, los días han sido “uno bueno y uno malo”. Y asume algunas culpas: “Mi autocrítica es que no debí ponerme el traje de Pikachú en la hora de colación”. Lamenta que haya sido utilizada en la franja del Rechazo, aunque, remarca, por usar ese traje fue conocida en todo el mundo, e incluso le hicieron un reportaje en The Economist. “Pero como me usaron ahí- lamenta Grandón- la gente pensaba que iba a trabajar todos los días con el disfraz, cosa que no era cierta”.
Entre los socialistas, la autocrítica va por no haberse “puesto más firmes al detener el maximalismo” que estaban mostrando algunos grupos. Y mirado en retrospectiva, comentan varios episodios. Clave, dicen, fue el día de la instalación, cuando Elsa Labraña le gritó y golpeó la mesa a Carmen Gloria Valladares, secretaria relatora del Tricel. “Tuvimos que evitarlo. Pero la verdad es que estábamos paralizados”, recuerda Andrés Cruz (ind.-PS).
Este episodio también lo cita el exconstituyente aymara Luis Alberto Jiménez como parte de las cosas que había que frenar. “Como escaños reservados no nos tomamos en serio lo comunicacional, a pesar de que fuimos parte de la Mesa directiva”, dice. Desde los INN, miembros del grupo aseveran que entraron en un estado reflexivo, pero que no han hecho análisis colectivos de lo que pasó. Guillermo Namor, eso sí, aporta que algunas actitudes “soberbias, de arrogancia y superioridad moral de algunos que se creyeron rockstar” fueron las que aportaron al rechazo.
Y mientras grupos como el Colectivo del Apruebo -el remanente del PPD y la DC en el órgano- desaparecieron y ya no tienen vinculación, como confirma Miguel Ángel Botto (ind.), otros grupos, como Pueblo Constituyente -ex Lista del Pueblo- y los Movimientos Sociales Constituyentes siguen activos. En este último espacio, confirma Vanessa Hoppe (ind.), la autocrítica que han hecho es hacia la forma en que llevaron las comunicaciones: “Priorizamos la parte técnica, contratando asesores jurídicos, y tanto nosotros como la Convención, por falta de presupuestos, descuidamos ese aspecto”. Asimismo, van a resolver en los próximos días cuál es la hoja de ruta a futuro para el grupo, y a analizar a fondo el porqué del resultado.
Eso sí, algunos miembros adelantaron su reflexión. Un par de miembros del Pueblo Constituyente enviaron un mensaje a sus pares del Colectivo Socialista. El whatsapp era claro:
“Los socialistas tenían razón en todo”.