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La razones que motivaron el estallido social existieron, existen y seguirán existiendo, el problema fue la interpretación que le dimos. La gente quería mejores condiciones de vida, ya que veía que su situación económica cada día era peor, pero aquello no significaba que quisieran una revolución o un nuevo modelo económico, sólo querían vivir mejor, no tener que romperse la espalda trabajando o hacer completadas si se enfermaban de gravedad.
El estallido social nunca fue un fenómeno de izquierda, ni menos una “revuelta popular” como decían los más pastabaseros, fue una pulsión de rabia contra las injusticias como ocurre de manera bastante seguida en TODOS los países. El problema viene porque en Chile creyeron que el estallido tenía ideología, y lo glorificaron a tal punto que personas basaron su personalidad en las protestas, y 3 años después siguen inventando razones para “protestar” haciendo destrozos, algo que no ocurre en ninguna otra parte del mundo.
Por eso es tan ridículo cuando la extrema izquierda sigue pensando que habrá otro estallido social. La gente ve que el estallido destruyó el país, que no trajo nada bueno y que 3 años después está peor que antes. El péndulo se movió para el otro extremo y ahora nos encontramos en un escenario completamente anti-octubrista, los mismos que protestaban ahora son los primeros en pedir que Carabineros agarre a palos a los que protestan.
Si existe algo bueno que dejó el Estallido Social, es que quedó demostrado que los “30 años de en la medida lo posible” avanzaron mucho más que los maximalistas “avanzar sin transar” y los “con todo si no pa qué”, que más encima nos hicieron retroceder. Ahora llegó el momento de levantar Chile y volver a ser el país fome, plano, predecible y tranquilo que teníamos, para que desde ése punto hagamos los cambios que se necesitan.
Para tener derechos sociales el país necesita crecer, para crecer necesitamos estabilidad, y para tener estabilidad necesitamos ORDEN. Si tenemos una delincuencia desatada, una migración descontrolada, una tropa de fracasados cagándole la vida a las personas los viernes en Plaza Baquedano, y a los secundarios quemando micros todas las semanas, tengan claro que no llegaremos a ninguna parte. Por el bien del país, el octubrismo y todo lo que representa debe terminar de morir.