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Apruebo Dignidad es un barco que se está hundiendo. No por una crisis mundial, no por una oposición que le está haciendo la vida imposible, sólo por los autogoles más tontos que se pueden cometer en política. Ante este escenario, la verdadera decisión que tienen que tomar los partidos de la Concertación es si hacer la pérdida ahora para salvar los muebles, o hipotecar todo su futuro para sacar un par de consejeros más en el nuevo proceso constituyente.
Esta no es “la madre de todas las batallas” como están repitiendo los partidos de Apruebo Dignidad desesperados para ir una lista única a la elección de consejeros. Los mismos que llevan toda su existencia intentando destruir a los partidos de la Concertación, que basaron su política en criticarlos, que hasta hace un par de meses se jactaban de ser “superiores moralmente a ellos”, y que de manera jocosa, jamás les interesó ir en listas conjuntas hasta ahora… Son el Titanic que vieron el Iceberg y no quieren hundirse solos.
La madre de toda las batallas fue la anterior elección de convencionales, donde la Izquierda logró el poder sin contrapeso para escribir la Nueva Constitución y lo desperdició presentando un texto constitucional infame que no representaba a los chilenos. Esa oportunidad histórica ya fue, no tiene sentido que quieran ser protagonistas del nuevo proceso constitucional, porque aunque lo quieran el péndulo ahora está en el otro lado, y la nueva constitución será un texto mínimo y moderado como siempre debió hacer sido.
Al final, los partidos políticos de la Concertación están enfrentando el mismo dilema que tiene Chile Vamos: Ir solos para acercarse al centro o nuevamente pactar con los extremos para sacar un par más de convencionales. El nuevo eje político ya no será Izquierda versus Derecha, será entre Populistas versus Responsables. Por el bien de la Democracia y el futuro del país, tanto los partidos de la Concertación como Chile Vamos deben hacer la pérdida ahora para cimentar su liderazgo por los próximos 20 años.