Si un Estado no puede garantizar que los ciudadanos puedan andar tranquilos por las calles, significa que tenemos un Estado que no sirve. Por esto es que la gente cada vez cree menos en la Democracia y pide a gritos un gobierno autoritario, no es que se hayan puesto fascistas de un día para otro, es simplemente un asunto de supervivencia. Si las fuerzas políticas no comienzan a encontrar soluciones, no vayan a decir después que “no lo vieron venir”. Parte del reportaje de La Tercera detalla:
El día en que Carola (66) supo que en la casa frente a la de ella habían matado a alguien se sorprendió. Sobre todo mientras veía al Servicio Médico Legal sacar una especie de ataúd cubierto por un paño blanco. Era enero de 2022. En su condominio, ubicado en el barrio Balmaceda, de Santiago centro, la noticia parecía irreal. Un poco antes de que eso sucediera, en los meses finales de 2021, Carola aún vivía en calle Yungay. Se mudó junto a su hija a la calle Maipú. A pesar de que el nuevo hogar no quedaba demasiado lejos de donde vivía antes, cuando llegó se dio cuenta de que este nuevo sector era distinto al Yungay que ella conocía.
-Era menos tranquilo. Uno se empieza a dar cuenta con los fuegos artificiales en las noches, cuando llega la “merca”, o cuando ves que llegan autos toda la noche a una casa para comprar droga -comenta-. A pesar de eso, cree, el punto de quiebre fue cuando se tomaron una casa al frente. -Fueron unos colombianos. Ahí empezaron los carretes. Fiestas muy grandes con mujeres y con parlantes que ponían arriba de las camionetas. A las semanas apareció ese primer muerto, el de enero del 2022. Luego, empezaron más cosas extrañas. Como una persecución policial que terminó con un auto abandonado en plena calle, mientras sus ocupantes corrían a esconderse a los cités de la zona.
Carola no lo sabía, pero buena parte de esas cosas se explicaban porque ahí operaban bandas criminales. Según un informe de la Fiscalía Centro Norte publicado por La Tercera Sábado, en el Cuadrante 10 de Santiago, que comprende las 63 cuadras entre Bulnes, Matucana, Rosas y Balmaceda, operan cuatro bandas extranjeras. Los que ella tiene más cerca son Los Espartanos, de Colombia, pero también están Los Pulpos; los Nueva Generación y los Del Callao. Las tres de origen peruano. El mismo informe muestra también un aumento explosivo en los homicidios que hipotéticamente en la comuna de Santiago se vinculan al crimen organizado: pasaron de 26 el 2021 a 55 el 2022. De hecho, entre enero del 2021 y febrero del 2023, según datos de Transparencia de la Subsecretaría de Prevención del Delito, hubo 15 homicidios en el Cuadrante 10 de la capital: una cifra que lo convierte en el tercero más peligroso de Santiago y el con más asesinatos del centro.
A pesar de que son las 18.00, se ve poca gente en la calle. Dando vuelta la esquina está la casa que Carola dice que está tomada. Hay gente fumando pasta base en la vereda. No se ven patrullas cerca. Los vecinos de los barrios Yungay y Balmaceda dicen que es raro salir después de las siete de la tarde. Pasada esa hora, se ve muy poca gente en la calle. No se quieren exponer a recibir una bala. Una vecina de la tercera edad que reside en el barrio dice que las balaceras son constantes. Esto la ha ido cansando. «Es injusto -se queja- ¿Por qué, si somos los dueños de casa, tenemos que acostumbrarnos a vivir como ellos? Ellos dicen que los derechos humanos de ellos no los pueden echar. Pero, ¿y los nuestros?».
Pero no son solo los residentes del lugar los que sufren con todo esto. También afecta a los comerciantes que trabajan allí. Eso le pasó a Roberto, el administrador de un conocido restaurante de la zona, por calle San Pablo. Asegura que a los comerciantes ambulantes que trabajan cerca de su local se les han acercado a extorsionarlos. Les piden cupo para trabajar ahí. A él también le han llegado amenazas. -Como tenemos una azotea -explica el administrador-, las policías nos piden entrar al local para poder mirar desde arriba. Después, con los estacionadores de autos nos mandan mensajes. Nos dicen: ‘No se metan con los Carabineros o van a sufrir las consecuencias’.
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