Acá tenemos otra de las múltiples externalidades negativas que trae la migración ilegal sin control: El aumento explosivo de los campamentos y tomas de terrenos. Y si ya teníamos un problema de vivienda en Chile, con la llegada de miles de inmigrantes la situación es aún peor y no se ve por donde lo podamos solucionar.
Y esto es grave, porque como veremos en el artículo, las tomas siempre terminan siendo focos de delincuencia debido a la ausencia del Estado. Que las bandas delictuales caribeñas se estén concentrando en las tomas, simplemente no es casualidad. Parte de un artículo de La Tercera señala:
De día son restoranes, pero de noche, se vuelven clubes nocturnos. El fiscal Cortés dice que el caso de los Paul grafica muy bien el fenómeno. Pero que donde realmente se están enquistando estas bandas es en la toma Nuevo Amanecer, fundada el 2020. En tres años, este paño de 40 hectáreas se ha convertido en uno de los más peligrosos de la zona sur.
-La toma Nuevo Amanecer queda al frente de la Villa Oreste Plath- grafica Cortés-. Esta última ha estado ligada a bandas de narcotraficantes. Pero cuando llegaron bandas de colombianos y dominicanos a la nueva toma, hicieron un pacto con los de la villa: dividieron las zonas para no tener conflictos. Cortés dice que esta especie de equilibrio se rompió a principios de este año.
-En enero, una de las bandas de la Villa Oreste Plath cayó en prisión preventiva. Eso generó un vacío en el tráfico, y los de la toma trataron de conquistar ese terreno. Esa disputa generó homicidios. Van cuatro este año. También van siete personas heridas con arma de fuego, cinco chilenos y dos extranjeros. Dos de ellos al interior del campamento, y el resto afuera.
El poder de fuego de la banda es evidente más allá de los límites de la toma. Pero al interior pocas investigaciones han podido avanzar. Es un terreno donde las instituciones prácticamente no llegan. Ahí, dice el fiscal, es donde estas bandas aprovechan para levantar prostíbulos y discotecas clandestinas. Es una forma de diversificar sus negocios.
Quien habla es Inés Fuentes. Sentada en su living, la acompañan Pamela Santisteban y Tomás Ives, artista visual. Todos son dirigentes de la toma Nuevo Amanecer. Fuentes y Santisteban, de hecho, viven ahí hace más de tres años. Sin alcantarillado ni agua potable, y sin electricidad hace meses, dicen que la situación no se sostiene.
-Cuando se metieron las discotecas empezaron los tiroteos. Trajeron prostitución y drogas- dice Fuentes-. Pero acá no viene nadie. Ni Carabineros entra. Las ambulancias tampoco. Acá nos tienen botados. Los vecinos de la toma Nuevo Amanecer afirman que el Estado de Chile los abandonó.
Así lo dice Inés Fuentes (53), una operadora de grúa horquilla que vivía en el segundo piso de la Villa Oreste Plath de Cerrillos. Al frente de su casa estaba el exvertedero Lo Errázuriz, un terreno vacío hace años. Pagaba la mitad de su sueldo en arriendo, y tenía que financiar los estudios de su hija.
Por eso, cuando el 13 de julio de 2020 supo que se estaban tomando aquel terreno, no lo pensó dos veces. Cruzó, delimitó su espacio con palos y pasó la primera noche en una carpa. Fue la décima persona en agarrar parte del terreno, cuenta con orgullo. Estaba empezando a cumplir el sueño de la casa propia.
-Durante años metí plata para que me saliera el subsidio. Y quedé fuera por un punto. Me las lloré todas. Ahí dije: cuando se tomen al frente, voy a ser la primera en estar ahí.
Lo otro que dice Fuentes es que al principio a la toma solo llegaron chilenos. Pero tres días después, el 16 de julio, por la calle América Indígena apareció una columna interminable de haitianos. Se habían pasado el dato y también venían a conseguir terrenos. Fuentes dice que entonces vio las primeras peleas, a combos y a palos, de chilenos defendiendo sitios de los haitianos.
-Los haitianos venían escapando del hacinamiento. Vivían en Lo Espejo, La Cisterna, Estación Central, Rancagua. Gente que vivía en cités, donde convivían 10 familias en una casa. Y la habitación vale 300 lucas al mes. Entonces, si tienes dos hijos, cuatro personas en una pieza, con solo un baño para cinco familias en la pandemia, era una situación imposible. Te vuelves loco -detalla Tomás Ives.
Según las estimaciones de los dirigentes, más del 70% de los habitantes de la toma son haitianos. Escaparon del hacinamiento que vivían en otras comunas de Santiago. Las escenas que vieron en ese primer tiempo eran insólitas, dice Ives.
El terreno que se tomaron Fuentes y los haitianos, dice Ives, pertenece a una serie de empresas privadas, entre ellas, Goodyear y Copec. La falta de reacción de estas frente a la ocupación permitió que esta creciera sin control. A las semanas ya se habían edificado los primeros radieres y viviendas sencillas. Simultáneamente, aparecieron almacenes, ferreterías. El campamento se extendió por todo el paño. A los meses se convirtió en la toma más grande de la Región Metropolitana. De hecho, según cifras del Serviu Metropolitano, se estima que en el paño viven dos mil familias.
La necesidad de organizarse se volvió imperiosa. Por eso, alzaron a Fuentes como dirigenta. La acompañó Pamela Santisteban, una peruana que se mudó desde La Cisterna a la toma. Le compró un terreno a un haitiano en dos millones y medio.
Lo que dicen las dirigentas es que han tenido que aprender a lidiar con situaciones que las sobrepasan. Por su rol, han visto de cerca la precariedad y el abandono del Estado que se vive dentro de la toma. Dentro de ella, aseguran, pasa de todo.
-Lo primero que nos pasó fueron los conflictos por las ventas de terreno -dice Fuentes-. El 2021 muchos haitianos se quisieron ir a Estados Unidos. Entonces, muchos vendieron su terreno, pero cuando no pudieron irse, volvían a pedirlo de vuelta.
Fuentes cuenta que ya que no hay títulos de dominio ni forma de acreditar propiedad, ella tenía que llevar un registro de las compras y ventas dentro de la toma.
-Me pasaba que venían tanto el comprador como el vendedor a exponer sus quejas. Ahí yo tenía que tomar las decisiones. Es como si fuera una especie de notaría o de juzgado. Y es peligroso. La otra vez le pegaron 30 tiros a la casa de una dirigenta. Si favoreces a uno más que al otro, se enojan y te balean.
Pero el punto de quiebre, relatan vecinos de la Nuevo Amanecer, fue la llegada de un grupo de inmigrantes dominicanos. Esto marcó un antes y un después. Ese verano del 2021 fue cuando aparecieron las primeras discotecas. Esto trajo riñas y balazos. La más conocida en la toma es la Dubái. También es de las más centrales. “Es tanto, que esa disco sale en Google Maps”, retrata Ives.
El fiscal Cortés explica quién está detrás de la inseguridad en el campamento.
-Lo que hemos podido investigar es que hay un colombiano que controla esta banda. En total son unas siete personas. Están siendo investigadas por tráfico de drogas y porte de arma ilegal. Ellos son los que ponen estos locales que los disfrazan de discotecas, pero son prostíbulos. Hemos identificado tres hasta el momento.
-Una vez llegó una vecina a las tres de la mañana a mi casa -recuerda Santisteban-. Me despertó. Me dijo que tuvo que esconderse con sus dos hijos chicos debajo de una mesa, porque sentía los balazos de una pelea cuando salían de una discoteca.
Tomás Ives recuerda el episodio más tenso que vivió en la toma. Fue un incendio en el sector de los dominicanos. Ahí se dio cuenta quiénes eran los vecinos nuevos.
-Lo recuerdo bien, fue el 3 de enero del 2022. Se estaba quemando una casa. Les dije a los bomberos por dónde se tenían que ir. Luego veo que venían de vuelta. Me dijeron que se devolvieron porque los pescaron a balazos en la esquina.
Ives recuerda que luego se enteró de la real causa del incendio. Quedó petrificado cuando se enteró.
-Fueron unos colombianos que le encargaron a un niño que tirara un neumático quemándose dentro de una casa. Como es material liviano, agarró ocho casas altiro. Al niño lo habían amenazado. Le dijeron que le iban a matar a la mamá.
El fiscal Cortés dice que para las instituciones es muy difícil acceder a la toma. Una de las razones es la forma como está construida: sin un orden lógico. Lo dice mientras muestra un mapa en su computador.
-Estas primeras casas son las de los chilenos y los haitianos. Pero nosotros no nos hemos podido meter acá atrás, donde están las bandas funcionando. Para llegar ahí tienes que pasar por toda la toma. Hay casas a las que sencillamente no se puede entrar. Cortés dice que esto favorece a esas bandas.
-Lo que creo es que buscan meterse a lugares como una toma, porque ahí es difícil que los organismos del Estado lleguen. Esto les da una protección geográfica. Además, tienen a la población amenazada. Entonces, cuando vamos a tomar declaraciones, nunca nadie sabe nada.
La falta de presencia de las instituciones ha dejado a la población sin servicios de seguridad social básicos. Por ejemplo, abundan las guarderías irregulares ante la falta de jardines. Lo otro que pena en Nuevo Amanecer, dice Cortés, es una herida silenciosa: la violencia intrafamiliar.
-Los casos VIF en la toma son cada vez más brutales. Hace una semana vimos a una mujer apuñalada en el pecho. Una herida de dos centímetros de profundidad. Hemos visto, incluso, martillazos. Al principio pensábamos que había pocos casos así, porque nos llegaban los más graves. Pero nos dimos cuenta de que es porque no denuncian, por la barrera idiomática, o porque están en situación de irregularidad.