Tal vez son muy jóvenes para recordarlo, pero la campaña que hicieron el PC y el Frente Amplio a favor de Karina Oliva fue BRUTAL. No sólo en el sentido de que se notaba que habían bastante lucas detrás, sino que también por su violencia ejercida en redes sociales, donde trataban de FACHOS Y PINOCHETISTAS a todos los que no votaran por ella para preferir a Claudio Orrego.
Lo peor de todo, es que ya en esos momentos se sabía que Karina Oliva iba a ser un desastre y aún así hicieron campaña por ella. Más que nada, porque en cada entrevista que daba hacía el ridículo demostrando que estaba incapacitada para gobernar, y existían grandes sospechas por el excesivo gasto que tenía su campaña… Al final, se terminaron confirmando todas nuestras sospechas.
La caída en desgracia de toda la “nueva izquierda” es una buena noticia para el país. Porque quedó demostrado que las consignas no sirven para gobernar, y que todos los que llegan a la política con un tono impugnador y moralizante terminan siendo 100 mil veces peores que los “políticos tradicionales” que tanto criticaban. Un artículo de La Tercera detalla:
En un interrogatorio que duró más de seis horas, el 19 de mayo de 2022, la excandidata al gobierno regional de la RM en 2021 intentó deslindar toda la responsabilidad de las rendiciones de gastos de campaña y solicitud de reembolsos al Servel en la figura de Martín Miranda Sepúlveda (quien cobró en primera vuelta honorarios por $ 15 millones), otrora compañero de filas en el Partido Comunes del cual ambos fueron expulsados tras un reportaje de Ciper que develaba irregularidades en altas sumas de dinero pagadas al círculo de hierro de la frustrada aspirante a Gore.
A casi dos años de iniciada esta indagatoria a cargo del OS-7 de Carabineros, informes policiales enviados a la Fiscalía Sur concluyen que una de las principales figuras del Frente Amplio en las elecciones de 2021 usó la Fundación Chile Movilizado como “fachada” para triangular dineros que supuestamente gastó en campaña.
Los análisis y pericias dan cuenta de que la ONG realizó informes idénticos de un estudio que ella y el Partido Comunes, en esa época, encargaron a la encuestadora Criteria. Es decir, el Estado -a través del Servel- reembolsó $ 120 millones por servicios ideológicamente falsos, dinero que fue girado desde la cuenta usada para la campaña en “dinero en efectivo” y cuyo destino aún es desconocido. A eso se suma un listado de boleteros vinculados a Oliva y al movimiento que -según una decena de voluntarios y profesionales que participaron en la campaña a Gore-, nunca realizaron las actividades declaradas ante el Servel. Incluso, como han logrado acreditar los investigadores, se usó como respaldo documentos falsificados del SII.
A poco andar, el equipo investigativo descubrió, además, la “doble militancia” de Martín Miranda. Junto con su rol como administrador electoral de Comunes y Oliva, obraba en paralelo como jefe de finanzas de Chile Movilizado.
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