La razones que motivaron el estallido social existieron, existen y seguirán existiendo, el problema fue la interpretación que le dimos. Por supuesto que la gente quiere vivir mejor, pero aquello no significa que quisieran una revolución o instalar un nuevo modelo económico, sólo quieren no pasar hambre, poder comprarse sus cositas y no tener que estar haciendo completadas si se enferman de gravedad.
El estallido social nunca fue un fenómeno de izquierda, ni una “revuelta popular”, ni menos un “Golpe de Estado” como dice la Derecha, fue una pulsión de rabia acumulada como ocurre de manera bastante seguida en TODOS los países. El problema viene porque en Chile creyeron que el estallido tenía ideología, y lo glorificaron a tal punto que muchas personas llenaron su vacío existencial basando su personalidad en las protestas.
Por eso es tan ridículo cuando la extrema izquierda sigue pensando que habrá otro estallido social… NO LO HABRÁ. La fuerza de una movilización radica en el respaldo ciudadano que tengan, y si la gente ve que el estallido destruyó el país, que no trajo nada bueno y que ahora estamos peor que antes, tengan claro que lejos de apoyar las protestas serán los primeros en exigir mano dura.
Si existe algo bueno que dejó el Estallido Social, es que quedó demostrado que los “30 años de en la medida lo posible” avanzaron mucho más que los maximalistas “avanzar sin transar” y los “con todo si no pa qué”, que más encima nos hicieron retroceder. Ahora llegó el momento de levantar Chile y volver a ser el país fome, plano, predecible y tranquilo que teníamos, para que desde ése punto hagamos los cambios que se necesitan.
Para tener derechos sociales el país necesita crecer, para crecer necesitamos estabilidad, y para tener estabilidad necesitamos ORDEN. Si tenemos una delincuencia desatada, una migración descontrolada, una tropa de fracasados cagándole la vida a las personas los viernes en Plaza Baquedano, y a los secundarios quemando micros todas las semanas, tengan claro que no llegaremos a ninguna parte. Por el bien del país, el octubrismo y todo lo que representa debe terminar de morir.