El tiempo de discursos como que “nadie es ilegal” y “migrar es un derecho” se acabó. La realidad está mostrando que hasta los países más desarrollados están sufriendo las consecuencias de la migración ilegal sin control, y hasta los gobiernos más progresistas están apoyando tanto el cierre de fronteras como el comienzo de las deportaciones.
Esto no se trata de xenofobia, racismo o estar en contra de la migración como señalará el ñuñoismo inmune a la evidencia, se trata de que la migración sea controlada y con filtros mínimos, ya que ni siquiera ALEMANIA es capaz de soportar las externalidades negativas de la migración sin control.
La pregunta es: ¿En qué momento Chile va a comenzar a hacer lo mismo? ¿Será en este gobierno o en el próximo? Porque la pregunta es cuándo, no si lo haremos o no. Notas de ABC y El Debate detallan:
Los ministros de Justicia de Suecia, Finlandia, Dinamarca, Noruega e Islandia han firmado un acuerdo de cooperación para un sistema de deportación más eficiente.
Hasta ahora, Dinamarca pilotaba a los países nórdicos hacía una política más estricta sobre la inmigración; el nuevo acuerdo refleja la creciente popularidad del modelo danés, ya que las voces antiinmigración han ido ganando terreno en toda la región nórdica.
El pacto allana el camino para una estrecha cooperación entre los países nórdicos en vuelos conjuntos «de un país nórdico a un tercer país, para que las personas sin residencia legal en varios de los países nórdicos puedan partir de un país nórdico a un tercer país», según su comunicado oficial. Se haría en colaboración con la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, Frontex.
El acuerdo también compromete a los países nórdicos a aumentar el apoyo a los «migrantes irregulares varados en el norte de África», a quienes se les ofrecerá un retorno voluntario asistido a sus países de origen y apoyo para restablecerse en el tercer país.
Más eficiencia, más opciones
Tras la reunión, que duró dos días, se informó que representantes gubernamentales de los cinco países se reunirían periódicamente para actualizar la cooperación y con la intención también de añadir a terceros países con los que establecer acuerdos en materia de programas de retorno para migrantes.
También se acordó el programa conjunto de ayuda para los inmigrantes irregulares procedentes del norte de África, que contempla que, si regresan voluntariamente a su país de origen, se les ofrecerá ayuda para la reintegración.
Los cinco países nórdicos tienen un «interés común» en «garantizar la deportación de los extranjeros sin permiso de residencia», subrayó el ministro danés de Inmigración, Kaare Dybvad Bek, y harán todo lo necesario para «evitar que viajen a través de nuestros países bajo el radar de las autoridades».
La filosofía danesa
La decisión supone el triunfo de Dinamarca, que viene aplicando una política de inmigración muy restrictiva durante los últimos años. El resto de los países nórdicos endurecen ahora su enfoque. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, se fijó en 2019 el objetivo de reducir a cero el número de solicitantes de asilo y en 2020 revocó los permisos de residencia de los refugiados sirios de la región de Damasco, alegando la mejora de seguridad en Siria.
El gobierno sueco ha lanzado este año una campaña para modificar la imagen de su país en todo el mundo, cuyo mensaje es: «En Suecia ya no hay cultura de bienvenida».
Alemania, por su parte, ha aprobado un paquete normativo para agilizar las deportaciones, debido a la gran presión migratoria a la que está sometida Europa. En 2022, la Comisión Europea contabilizó más de 300.000 entradas ilegales, 100.000 más que el año anterior. El número de solicitudes de asilo presentadas ascendió a 924.000.