Tras el fracaso del primer proceso constituyente la Clase Política ya había quedado en entredicho, pero la culpa mayoritaria era de la izquierda ya que fueron ellos los que tenían el sartén por el mando.
El problema viene porque tras un segundo fracaso constituyente, esta vez monopolizado por la Derecha, es la Clase Política completa la que quedó cuestionada de manera terminal.
Piensen en la señora Juanita, que vio a políticos de todos los sectores perdiendo el tiempo por 4 años buscando cambiar la constitución para al final quedar en nada. Mientras tanto, su pensión cada vez le rinde menos, le han robado el celular dos veces a punta de pistola y ha sufrido en carne propia cómo los caribeños perjudicaron su calidad de vida.
La señora Juanita votará por cualquier cacique populista que aparezca prometiendo acabar con “los políticos de siempre” que lo único que hacen es pelear entre ellos y no solucionan sus problemas.
Trump y Milei ya marcaron el camino, y ante una clase política completamente desprestigiada, su versión chilena no tendrá que hacer mucho para ganar el próximo gobierno. El problema viene porque lejos de ser una solución, lo único que harán será seguir hundiendo al país.
¿La única esperanza que tenemos? Que aparezca un outsider responsable y transversal que promueva los acuerdos y tenga un sólido proyecto técnico apoyado por los mejores profesionales del país.
¿Si no aparece? Prepárense para ver como Chile desaparece de la mano de algún payaso populista como Pamela Jiles, Franco Parisi, o Gaspar Rivas.