Fotos vía Agencia Uno/Francisco Paredes
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No existe NINGUNA medida contra la delincuencia que tome el gobierno que pueda funcionar si no comienzan las deportaciones masivas de caribeños ilegales. O en su defecto, de comenzar a utilizar todo el poder del Estado para hacerles la vida imposible.
Todos los días vemos a Carabineros y la PDI arriesgando sus vidas en detener a bandas criminales caribeñas, y son bastante efectivos en hacerlo. El problema viene porque si las fronteras siguen abiertas y no comienzan las deportaciones, lo único que logramos es llenar las cárceles con delincuentes caribeños, al punto que vamos a tener que construir 5 cárceles más.
Si, todos tenemos claro que Venezuela es una narcodictadura que no acepta muchas deportaciones. En ese caso, habrá que pedirle ayuda a la ONU para crear campos de refugiados en al frontera y mandar a TODOS los caribeños ilegales ahí.
La otra solución, como dijimos al principio, es que el Estado utilice todo su poder para hacerle la vida imposible a los caribeños ilegales hasta que deciden irse solos. Esto es:
- Que no puedan trabajar
- Que no puedan arrendar
- Que sean detenidos y multados constantemente por andar sin documentos
- Que no puedan enviar remesas
¿Son medidas duras? Si, pero ya llegamos a un punto de no retorno, y nada de esto estaría pasando si la clase política no hubiese apoyado la migración sin control. La izquierda por un estúpido sentido latinoamericanista, la derecha por orden de los empresarios agrícolas que necesitan mano de obra barata.
Chile no tiene por qué hacerse cargo de las crisis sociales de otras partes, y si países progresistas como Alemania, Suecia, Canadá, Finlandia y Nueva Zelanda le declararon la guerra a la migración ilegal, nosotros debemos hacer exactamente lo mismo.
Y debemos hacerlo AHORA, porque a este paso vamos directo a convertirnos en un Estado fallido.