El progresismo siempre tiende a complejizar problemas que en realidad tienen una solución bastante simple.
Si hablamos de delincuencia, el gobierno de Boric podrá presentar nuevos planes de “calles sin violencia”, podrá anunciar costosas campañas de intervención policial, incluso podrá elevar las penas y construir nuevas cárceles… Pero NADA de lo anterior servirá si no le declara la guerra a la migración ilegal.
Todos los datos, todos los números y toda la evidencia muestran que el alza de la delincuencia en Chile está directamente relacionada con los caribeños ilegales. Por lo tanto, si la clase política de verdad quiere combatir la delincuencia de manera efectiva, tienen que empezar a atacarlos a ellos.
Y no es que se necesite inventar la rueda o convertirnos en un Estado policial, se trata simplemente de cerrar de manera efectiva las fronteras, empezar a deportar a TODOS los inmigrantes ilegales, y aprobar leyes que dificulten su estadía para que se vayan solos. (Impuesto a las remesas, multas, detenciones, prohibición de arrendar, de trabajar, etc)
NO ES XENOFOBIA, ES SUPERVIVENCIA
Si un colombiano o venezolano viene a aportar al país y entra por los pasos habilitados, será bienvenido sin ningún problema. Otra cosa muy diferente son los inmigrantes ilegales que sólo traen pobreza, delincuencia, y ni siquiera sabemos su verdadera identidad o los crímenes que cometió.
Esto no se trata de xenofobia o racismo como dirá algún ñuñoino que jamás sufrirá las externalidades del “nadie es ilegal”, se trata simplemente de hacer lo mismo que hacen TODOS los países desarrollados, partiendo por Canadá, que entienden que los países no pueden recibir a cualquiera que quiera entrar.
Acá está en juego el futuro del país, si no le declaramos la guerra a la migración ilegal caribeña ahora, las masacres, las extorsiones y los secuestros empezarán a ocurrir todos los días, y las víctimas comenzaremos a ser los chilenos.